Tras varios días de tensiones y debates en la Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado (BECENE), las partes involucradas consiguieron la firma de un acuerdo en el que destaca la permanencia de Juan Manuel Guel Rodríguez como director, esto con la intención de privilegiar la estabilidad por encima del conflicto. De esta forma, el Gobierno del Estado y la Sección 52 del (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) fuman la pipa de la paz y pactan para impulsar la vida académica y administrativa de la institución.
No es menor el valor de este entendimiento. En un contexto donde los desencuentros institucionales suelen prolongarse sin solución clara, la disposición al diálogo mostrada por autoridades y representantes sindicales debe reconocerse como una vía responsable. El acuerdo, más allá del nombre que se mantenga al frente, permite reactivar las actividades escolares, cerrar de manera ordenada el ciclo académico y preservar la continuidad educativa de cientos de futuros docentes.
La instalación de mesas colegiadas para atender las inquietudes del magisterio abre también una oportunidad. Más allá de lo simbólico, este mecanismo podría convertirse en un espacio de deliberación auténtica, donde las decisiones no se impongan unilateralmente, sino que respondan a criterios técnicos, pedagógicos y consensuados. Habrá que observar con atención cómo evolucionan esos espacios y qué tan efectiva resulta su implementación.
El reconocimiento de Guel Rodríguez como nuevo director, sin embargo, deberá ir acompañado de acciones claras que abonen a la reconciliación interna. La BECENE no sólo necesita liderazgo, sino confianza. No basta con ocupar un cargo, se requiere legitimarlo en la práctica, con apertura, trabajo sostenido y compromiso con la comunidad normalista.
Este acuerdo, en suma, no es una victoria ni una derrota para ningún sector. Es una tregua que puede ser valiosa si se administra con visión y responsabilidad. Si logra traducirse en mejora institucional y escucha activa, entonces sí podrá marcar el inicio de una etapa verdaderamente transformadora para una de las escuelas más emblemáticas de San Luis Potosí.
Por cierto, en este proceso, se debe destacar la participación del secretario general de Gobierno, J. Guadalupe Torres Sánchez, porque fue él quien remedió con conflicto. El Sistema Educativo Estatal Regular (SEER) se hizo chiquito, chiquito, chiquito… y la Secretaría de Educación (SEGE) cada día da más pena al grado de que su titular, Juan Carlos Torres Cedillo, incluso llegó tarde a la firma del acuerdo. Ya córranlo.
Cavilaciones:
Primera: Alcaldes de los llamados Pueblos Mágicos andan que no les calienta ni el sol porque tienen que desembolsar 500 mil del águila si quieren que se les mencione durante las actividades de la FENAPO 2025. El problema es que no presupuestaron y no ven de donde pueden sacar tal cantidad si los tienen a pan y agua ¡Miau!
Segunda: No sé a qué se dedican los del INAH, pero deberían sancionar a los del banco Banorte. A los señores ejecutivos de la institución, en San Luis Potosí, se les ocurrió pintar de «azul wc» la fachada de la sucursal Fundadores. Eso no es sólo una agresión al edificio ubicado en el Centro Histórico, en plena ruta de la Procesión del Silencio, declarada Patrimonio de la Humanidad Eso, mis amigos felinos, es una mentada de progenitora.
Tercera: Socios del Club Deportivo Punto Verde denuncian las deplorables condiciones en que se encuentra este lugar que alguna vez fue de prestigio. O lo arreglan o ya ciérrenlo ¡Qué oso!
