El jurado que deberá decidir el futuro de Joaquín El Chapo Guzmán inició este lunes sus deliberaciones, tras un juicio que duró casi tres meses y en el que el gobierno estadounidense presentó numerosas pruebas.
Los 12 jurados debaten ya a puertas cerradas si Guzmán es culpable o no de los 10 cargos y las 27 violaciones de los que es acusado, incluido el tráfico de cientos de toneladas de cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana a EU a lo largo de 25 años, lavado de dinero y posesión de armas de fuego.
Si es hallado culpable, podría pasar el resto de su vida tras las rejas.
Decenas de periodistas siguen el juicio del presunto narcotraficante más famoso desde la muerte del colombiano Pablo Escobar y, para asegurarse un lugar en la pequeña sala del juez Brian Cogan en la corte federal de Brooklyn, varios pasaron la noche en las puertas del tribunal, envueltos en sacos de dormir y bebiendo café caliente para enfrentar el frío.
El juez se refería a un documento de la fiscalía, divulgado tras el final del juicio, que cita a uno de los 14 testigos cooperantes, el exnarcotraficante colombiano Alex Cifuentes, diciendo que El Chapo, de 61 años, drogaba y violaba a adolescentes de apenas 13 años, a las que consideraba sus «vitaminas» para mantenerse joven.
Guzmán, vestido de traje oscuro y corbata, escuchó al juez callado en la sala, atento como desde el primer día del proceso. Su esposa Emma Coronel, que ha asistido casi cada día al juicio, no acudió a la corte este lunes.
Cifuentes no mencionó nada sobre las presuntas violaciones durante los cuatro días en los que prestó testimonio, y los jurados, que tienen prohibido leer sobre el juicio en medios o redes sociales, no pueden tener en cuenta esta información para condenarle.
Tras interrogar a los jurados este lunes, el juez Cogan decidió que el juicio puede continuar como estaba previsto.
«Yo no tengo opinión sobre el veredicto al que deben llegar», dijo Cogan en sus instrucciones al jurado. «No tengo perro en esta pelea».
«Acuérdense de que prestaron juramento (…) para alcanzar un veredicto basado solamente en las pruebas recibidas», afirmó. «Todos ustedes podrían estar vistiendo togas negras».
En sus alegatos finales, el abogado del Chapo, Jeffrey Lichtman, pidió el jueves al jurado no condenar al acusado con base en «mentiras» de testigos cooperantes que son «basura». También aseguró que todo el proceso es una «farsa», ya que el verdadero jefe del Cártel de Sinaloa es su cofundador, Ismael El MayoZambada, que nunca pasó un día en la cárcel.
El gobierno, en tanto, rogó al jurado que no permita que el acusado vuelva a escapar.
«No lo dejen escapar de su responsabilidad. Háganlo responsable de sus crímenes. ¡Hállenlo culpable de todos los cargos!», pidió el miércoles la fiscal Andrea Goldbarg en sus alegatos finales.
Durante el juicio, el gobierno presentó a 56 testigos y pruebas de la culpabilidad del acusado, incluidas llamadas telefónicas entre él y sus socios, que fueron interceptadas, y conversaciones grabadas por delatores a escondidas.
La estrategia de la defensa se centró en atacar la credibilidad de los testigos cooperantes: exsecretarios, pilotos, proveedores de cocaína, su principal traficante en EU, un gerente, un contador, un exjefe de comunicaciones y hasta una examante, en su mayoría presos y en busca de que su colaboración les ayude a reducir sus respectivas sentencias.