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El cuento repetido del Atlético de San Luis

* Por Hares Barragán

Aún ni terminaba de escribir la columna de la edición pasada cuando la flamante directiva del Atlético de San Luis, encabezada por el talentoso Iñigo Regueiro (leáse con sarcasmo), ya estaba tomando decisiones trascendentales para el presente y el futuro del equipo. La noticia cayó como balde de agua fría entre la afición: Domènec Torrent abandonaba al cuadro potosino. Un proyecto que ilusionaba, truncado de nuevo por los mismos errores de siempre.

El entrenador español, hombre de experiencia y con una trayectoria más que respetable, había sido claro con la directiva: si querían su continuidad, había condiciones que debían cumplirse. Pedía algo elemental para cualquier proyecto serio: refuerzos de calidad (nada de Yan Phillipe, yo nada más digo ¡Verdad!). Además de tener voz y voto en la estructura de las fuerzas básicas y, por supuesto, mantener a los jugadores clave para no desmantelar lo ya construido.

Pero la respuesta de la directiva no sorprendió a nadie que haya seguido de cerca este club. Rechazo rotundo. Su argumento fue que “el objetivo ya estaba cumplido” este año. Como si la continuidad, la estabilidad y la mejora constante no fueran parte fundamental de cualquier club que aspire a más. La conclusión es obvia: ni Torrent ni la directiva tenían verdadero interés en seguir juntos. Las condiciones eran lógicas, pero en el fondo, ambos sabían que esto no iba a prosperar.

La gran pregunta es: ¿por qué la directiva se empeña en repetir los mismos errores una y otra vez? Lo que hicieron con Gustavo Leal es un espejo claro: un torneo extraordinario seguido de uno malo, y a la primera: fuera. No hay paciencia, no hay proyecto de largo plazo. Hoy, Torrent se va por la misma puerta, después de haber demostrado que puede darle identidad a este equipo.

Y ojo, no seamos ingenuos. Torrent, con su cartel internacional, está en el radar de clubes como Rayados y Chivas. Claro que hará todo lo posible por llegar a instituciones serias, con visión y estructura, donde realmente le permitan trabajar. Porque no nos engañemos, por mucho cariño que le pueda tener a la ciudad o al equipo, los técnicos de ese nivel buscan retos que estén a la altura de sus capacidades.

Pero lo que de verdad debería tener encendidas todas las alarmas es la actitud de la directiva frente a este nuevo escenario. Es increíble, pero están dispuestos a vender absolutamente TODO. Cualquier jugador que reciba una oferta puede salir. Da lo mismo si es un suplente o si es pieza clave como Dourado o Sanabria. Este tipo de manejo no solo destruye la competitividad del equipo, sino que también envía un mensaje muy peligroso a la afición: aquí, la prioridad es hacer caja, no crecer deportivamente.

Y aquí es donde la afición potosina ha dicho ¡Basta! Hay un descontento evidente, más fuerte que en otras ocasiones. Las amenazas de no renovar los abonos ya comenzaron a circular y, si esto se concreta, será un golpe directo al bolsillo de la directiva. Porque, a fin de cuentas, la lealtad tiene un límite cuando se siente que las decisiones del club no van en la misma sintonía que la pasión de la grada.

La incertidumbre es la palabra que mejor define hoy el ambiente alrededor del Atlético de San Luis. Suenan nombres para ocupar el banquillo, algunos francamente inalcanzables y otros tan desconocidos que despiertan más miedo que esperanza. Lo más probable, si nos dejamos llevar por la historia reciente, es que termine llegando un entrenador sin experiencia en la liga, sin conocimiento del plantel y, sobre todo, sin la confianza plena de la afición.

Mientras tanto, Torrent seguirá su camino, y no me sorprendería verlo pronto levantando títulos con otro club mexicano. Ya sabemos cómo funciona esto, aquí lo dejan ir, allá lo convierten en campeón, perdón, tricampeon (y si me apuran, hasta tetracampeon). Esta historia, lamentablemente, ya la conocemos.

La pregunta que todos deberíamos hacernos es: ¿hasta cuándo va a seguir este ciclo de errores y malas decisiones? Porque San Luis merece un proyecto serio, sólido y, sobre todo, comprometido con su gente. No un club que repite una y otra vez el mismo guion de autoboicot.

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