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El ayuno y su secreto para la salud y la longevidad

La activación de la autofagia ocurre de manera natural durante periodos de restricción alimentaria

La autofagia, un mecanismo esencial para la limpieza y renovación de las células, se ha convertido en uno de los temas más relevantes en la biología moderna gracias a los avances científicos de las últimas décadas. Este proceso, reconocido internacionalmente tras los descubrimientos del biólogo japonés Yoshinori Ohsumi —galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 2016—, permite que las células eliminen desechos, estructuras dañadas y agentes externos, favoreciendo la regeneración celular.

La activación de la autofagia ocurre de manera natural durante periodos de restricción alimentaria. Cuando el organismo pasa varias horas sin recibir alimento, las células recurren a sus propios componentes para obtener energía, iniciando una serie de acciones que contribuyen a detener el deterioro celular y a proteger al cuerpo frente a diversas enfermedades. Estudios científicos también han demostrado que este mecanismo participa en la defensa contra patógenos y en funciones que ayudan a desacelerar el envejecimiento.

Las investigaciones impulsadas por Ohsumi revelaron que los genes responsables de este proceso están presentes en organismos complejos, incluidos los seres humanos, y que fallas en ellos pueden estar vinculadas a padecimientos neurodegenerativos. Su trabajo abrió nuevas líneas de investigación que hoy abarcan áreas como la inflamación, la demencia, el párkinson, el cáncer y la longevidad, con miles de publicaciones recientes que profundizan en estas conexiones.

El ayuno se ha posicionado como una de las prácticas más analizadas para estimular la autofagia. Diversos estudios señalan que periodos de entre 12 y 24 horas sin ingerir alimentos pueden detonar este mecanismo, lo que explicaría algunos de los beneficios asociados a la restricción calórica: mejor control metabólico, disminución de la inflamación, reducción de peso y mayor rendimiento cognitivo. También se ha observado que algunas formas de ejercicio pueden generar efectos similares en ciertos tipos de células.

Prácticas de ayuno de corta duración son comunes desde hace siglos en distintas culturas y creencias, aunque los análisis científicos sobre sus efectos son recientes. Investigaciones actuales indican que incluso lapsos breves sin alimento pueden activar la autofagia en células del sistema nervioso, lo que podría tener implicaciones favorables frente a enfermedades relacionadas con la pérdida neuronal.

En regiones conocidas por su alta longevidad, como Icaria —considerada una de las llamadas “zonas azules”—, el ayuno forma parte habitual de los hábitos comunitarios, con decenas de días dedicados a esta práctica cada año.

Aunque la evidencia científica respalda múltiples beneficios del ayuno, especialistas recomiendan que los periodos prolongados se realicen únicamente bajo supervisión médica. Mientras tanto, la comunidad científica continúa explorando las múltiples funciones de la autofagia, un proceso cuya comprensión aún tiene amplio margen de crecimiento y que podría ser clave para nuevas terapias en el futuro.

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