
Campeche, México.- En lo profundo del estado de Campeche, rodeado por la selva y el misterio, se encuentra Dzibilnocac, un sitio arqueológico que deslumbra por su belleza, historia y legado arquitectónico. Su nombre, que puede traducirse como “bóveda pintada” o “bóveda con escritura”, evoca las antiguas inscripciones jeroglíficas y figuras que decoraban sus aposentos, una clara muestra del refinado arte de la civilización maya.
Uno de los principales atractivos del sitio es el edificio A, una estructura monumental compuesta por varios cuartos distribuidos de manera longitudinal. A este complejo se añadieron tres elevadas torres que simulan templos en sus cimas, una característica distintiva del estilo arquitectónico Chenes, propio de esta región.

La torre oriente del edificio A destaca particularmente por su decoración: una serie de mascarones con narices ganchudas, elaborados mediante intrincados mosaicos de piedra, que representan deidades y figuras emblemáticas del panteón maya. Estos detalles no solo muestran el alto nivel técnico de los constructores, sino también la riqueza simbólica y religiosa de la cultura que habitó la zona.
Aunque menos conocido que otros sitios arqueológicos de la región, Dzibilnocac representa una joya poco explorada del mundo maya, ideal para quienes buscan una experiencia auténtica, alejada de las rutas turísticas convencionales.