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Dormir de más también agota

Por Estefanía López

Dormir bien es, sin duda, uno de los pilares fundamentales del bienestar. La sociedad ha avanzado mucho en reconocer los efectos negativos de la privación del sueño, pero hay una cara menos discutida del descanso: el exceso. Dormir de más, aunque parezca inofensivo o incluso deseable, también puede tener consecuencias negativas en nuestra salud física y, especialmente, en nuestra salud mental.

Desde la psicología, el sueño es visto como un proceso biológico crucial para la regulación emocional, la consolidación de la memoria, la recuperación física y el equilibrio mental. Sin embargo, cuando el sueño se extiende más allá de lo necesario (por ejemplo, más de 9 o 10 horas diarias de forma constante) puede volverse un síntoma y un factor de malestar emocional.

Dormir en exceso suele estar relacionado con estados depresivos. Muchas personas que atraviesan una etapa de tristeza profunda, desmotivación o fatiga emocional tienden a dormir más, no porque lo necesiten fisiológicamente, sino como una forma de evasión emocional. En este contexto, el sueño deja de ser reparador y se convierte en un refugio que no soluciona el malestar, sino que lo agrava.

Además, dormir más de lo que nuestro cuerpo necesita puede alterar nuestro ritmo circadiano, es decir, nuestro reloj biológico. Esto puede provocar desajustes en el estado de alerta, dificultad para concentrarse, menor rendimiento cognitivo e incluso cambios en el apetito o en el estado de ánimo. Paradójicamente, cuanto más se duerme sin necesidad, más cansado se puede sentir uno al despertar.

Entonces, ¿cuántas horas de sueño necesitamos realmente? La respuesta no es única ni universal. Aunque las recomendaciones generales hablan de entre 7 y 9 horas para adultos, la cantidad óptima de sueño es altamente individual. Algunas personas se sienten completamente descansadas con 6.5 horas de sueño de buena calidad, mientras que otras necesitan 8 o incluso 9 para funcionar adecuadamente. Lo importante es aprender a escuchar al cuerpo.

Desde la psicología del autocuidado, es clave observar señales internas: ¿me despierto sintiéndome descansado? ¿Tengo energía durante el día? ¿Siento somnolencia excesiva o necesidad de dormir más los fines de semana? Responder a estas preguntas ayuda a detectar si se está durmiendo lo suficiente… o demasiado.

Para encontrar tu equilibrio de sueño, considera establecer horarios regulares, evitar el uso de pantallas antes de dormir, limitar las siestas prolongadas durante el día y mantener una rutina relajante antes de acostarte. Y si notas que dormir de más es una constante y va acompañada de tristeza, aislamiento o fatiga emocional, tal vez el sueño esté ocultando una causa más profunda que merece ser atendida.

Dormir es esencial, sí, pero también lo es despertar a tiempo a la vida, a nuestras emociones y a nuestro bienestar integral.

 

Estefanía López Paulín
Contacto: psc.estefanialopez@outlook.com
Número: 4881154435

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