
San Luis Potosí fue, hasta antes de la “guerra contra el narco” de Felipe Calderón, un remanso de paz en un país que se convirtió en paraíso de la delincuencia organizada.
San Luis Potosí les gustaba a altos mandos del Ejército en México y a políticos de las altas esferas para enviar a sus familias; aquí era seguro, no había riesgo, se creía que los cárteles tenían zonas de paz donde las disputas estaban prohibidas.
Era un código no escrito: por aquí pasaban todo tipo de mercancías, pero los cárteles no robaban, no asaltaban, no secuestraban, no generaban violencia.
En algún tiempo se dijo que dos de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán estudiaron en la Facultad de Derecho de la UASLP, pero nadie sospechaba entonces de quiénes se trataba.
Cuando comenzó la “guerra contra el narco” que inventaron Genaro García Luna y Felipe Calderón, la familia del entonces secretario de Seguridad vivía en San Luis Potosí, en total bajo perfil; los García Luna vivían con normalidad, seguridad y paz.
Pero las cosas no resultaron como se planearon: pretender que un solo cártel gobernara el país provocó violentísimas reacciones de grupos regionales como el Cártel del Golfo y Los Zetas, que eran su brazo armado. Como si eso no fuera suficiente, surgió el Cártel Jalisco Nueva Generación, que comenzó a expandirse rápidamente en todo México aprovechando las disputas que ya había en el Cártel de Sinaloa.
San Luis Potosí vio alterada su santa paz con el secuestro de dos reconocidos miembros de la aristocracia potosina: un García Navarro y una Esper Sulaimán. Era 2004 y gobernaba Marcelo de los Santos.
Vinieron entonces algunos episodios como la ejecución de cuatro personas mientras se celebraba una misa en la capilla de Acción Católica, en el corazón de la capital potosina.
Terminó el sexenio de Marcelo de los Santos y vino entonces la peor pesadilla que ha vivido San Luis Potosí con Fernando Toranzo, abiertamente vinculado al cártel de Los Zetas, amigo personal de los legendarios capos conocidos como “El Lazca” y “El Z-40”, quienes tenían una guarida en Vanegas. Sin recato, el doctor se iba de cacería con ellos a la Sierra de Catorce. Fueron los tiempos de las narcomantas, los colgados, los destazados, decapitados y la danza de los millones con los jefes policiacos.
Martín Toranzo (q.e.p.d.) platicaba, fuerte y quedito, las historias de la campaña de su hermano y las reuniones en la frontera donde Jesús Conde Mejía, que después fue secretario de Finanzas, decía que Conde iba por maletas de dinero del narco y que, en el manoteo, hubo pleito entre los cercanos a su hermano Fernando y su entonces esposa, María Luisa Ramos.
Nadie olvida ejecuciones en las zonas platino de San Luis, el paseo de capos por las plazas comerciales de la capital potosina, la ejecución del agente del ICE Jaime Zapata y la vida de relax que vivían en San Luis Los Zetas, tanto así que el Z-50 fue detenido cuando compraba pollo en un establecimiento de Himno Nacional, y Jesús Enrique Rejón, “El Mamito”, en las suites de Av. Carranza. Bueno, hasta el dinero de las pensiones de los burócratas se puso a disposición de las empresas blanqueadoras de El Chapo Guzmán en los Estados Unidos.
Con Juan Manuel Carreras, el gobierno se convirtió en el recaudador principal de robos, extorsiones, tráfico de drogas y siguió la danza de violencia: descuartizados, decapitados.
El Cártel Jalisco Nueva Generación se apoderó de la Policía Ministerial y el tradicional Cártel del Golfo tuvo una división que derivó en el cártel de Los Alemanes, mientras que el del Noreste cobró fuerza.
A Ricardo Gallardo, el mayor cleptócrata de la historia potosina, Juan Manuel Carreras le entregó un narcoestado; las versiones de que el gobernador priista y su secretario de Gobierno, Alejandro Leal, mandaban al secretario de Seguridad por las cuotas de los grupos criminales aparecen como versiones confirmadas en documentos de seguridad nacional.
Los potosinos le toleraron todo a Juan Manuel Carreras: sus escándalos de corrupción, los vínculos con la delincuencia, las ganancias que obtenían producto de las actividades de la delincuencia organizada y la libertad para que al menos cinco cárteles trabajaran a sus anchas en San Luis Potosí, a saber: el CJNG, el CDG, Los Alemanes, el Cártel del Noreste y el de Sinaloa, a los que se sumó el “cártel de la ministerial”, que extraoficialmente operaba desde las entrañas de la Fiscalía General del Estado.
A punto de cumplir cuatro años en el gobierno, Ricardo Gallardo ha remplazado casi toda la Policía Estatal, ahora Guardia Civil, jubiló a los que envejecieron y reemplazó a los que abiertamente operaban como soldados de la delincuencia con cargo al erario.
Los últimos reportes oficiales aseguran que San Luis Potosí pasó de tener más de 100 homicidios mensuales vinculados al crimen organizado con Juan Manuel Carreras, a 17 con Ricardo Gallardo en junio de este 2025.
Inteligencia Militar reporta que la presencia de cárteles en San Luis Potosí se ha reducido a dos: el CJNG y el CDG, y que la Policía Estatal, ahora Guardia Civil, está 90 por ciento limpia de vínculos, porque hay mil 200 agentes egresados de la academia haciendo labores de prevención.
Pese a ello, el consumo de drogas ha aumentado, pero eso se lo contaremos en la próxima entrega porque no queremos opacar el culebrón en que se ha convertido el pleito del matrimonio Ruiz-Arriaga y el escandaloso operativo que desplegó la FGR en el exclusivo club de golf La Loma para detener al conocido Javo Ruiz.
Por lo pronto, ahí están los datos para que el que quiera ver, vea; y el que no quiera reconocer resultados del gallardato, que verifique nuestro estatus en materia de seguridad.
P.D.1.- Algo grande y maravilloso viene para el arzobispo de San Luis Potosí, don Jorge Alberto Cavazos Arizpe.
P.D.2.- La moda para algunos estrategas de propaganda política es generar portales de noticias pirata para lanzar desde ahí campañas negras de ataque contra los adversarios, desinformación o victimización. Si se les acabó la imaginación, usen el ChatGPT; les aseguro que al menos no los delata tan feo.
P.D.3.- José Luis Ruiz Contreras, Ángel Santiago, Arturo Morales y Mónica Kemp pasaron la aduana del Tribunal Electoral y se afianzan como magistrados del Poder Judicial que inicia una nueva era en nuestro estado. Contra los pronósticos, los magistrados de Morena votaron en conciencia.
P.D.4.- En unos días habrá nombramientos de nuevos delegados del Gobierno Federal en San Luis Potosí. Puro cartucho a medio quemar, eso dicen los que saben.
Hasta la próxima.