
Lao Tse: El agradecimiento es la memoria del corazón.
Gerardo Sánchez Zumaya era un adolescente cuando fue víctima de secuestro. Fue daño colateral de una supuesta traición que habría roto la amistad y sociedad que tenía su padre, Hilario Sánchez Lara, con el hoy difunto Jorge Soni Bulos.
Eran los tiempos de las vacas flacas de la familia Sánchez en el municipio de Tanquián, su lugar de origen. Pero no solo Gerardo fue privado de su libertad, en el paquete también se llevaron al hijo de Jorge Soni.
Eran los tiempos violentos de San Luis Potosí, bajo el gobierno del priísta Fernando Toranzo, cuya amistad con los legendarios líderes de Los Zetas era más que conocida.
Hilario Sánchez Lara, padre del ahora pasante de político, era presidente de la Unión Ganadera de Tanquián. Tenía un buen modo de vida, pero no era millonario.
Un buen día decidió asociarse con Jorge Soni Bulos, miembro del famoso clan de los Soni, cuyo líder era don Chucho Soni, varias veces alcalde de San Vicente, allá en la profundidad de la Huasteca Potosina.
Aquel día, cuando se llevaron a los hijos de ambos, Hilario y Jorge hicieron hasta lo indecible para recuperarlos. Lo lograron, pero a partir de entonces se convirtieron en rivales. Las familias entraron en una horrenda guerra que incluyó levantones, más secuestros, enfrentamientos y, finalmente, en 2023, Jorge Soni fue secuestrado junto con Josué, hijo de don Chucho.
Jesús Soni pagó rescate. Entregó todo lo que tenía: vehículos, terrenos, ganado, todo. Pero solo su hijo fue devuelto con vida. Su hermano Jorge fue tirado a la orilla de una carretera con huellas de tortura. Curiosamente, había una disputa por candidaturas a presidentes municipales, diputados federales y senadores.
Hilario Sánchez buscó ser candidato al Senado por Morena, pero se impuso Rosa Icela Rodríguez, en ese momento secretaria de Seguridad. Adán Augusto López, secretario de Gobernación, quiso apoyar al padre de su aprendiz político, pero no pudo.
A cambio, le ofrecieron designar candidatos a presidencias municipales. Sin embargo, en la refriega, Rita Ozalia, hoy dirigente de Morena en San Luis, le ganó la partida a Gerardo Sánchez Zumaya, quien a voz en cuello aseguraba haber entregado, en dos hieleras, 12 millones de pesos a cambio de imponer candidatos en igual número de municipios.
Al tiempo, Sánchez Zumaya comenzó una campaña de ataques contra el gobernador Ricardo Gallardo. Lo acusó de corrupto y de cuanta cosa podía salir de su boca. En realidad, Sánchez Zumaya reclamaba el pago de 100 millones de pesos por una carretera que uniría los municipios de Tanquián y San Vicente, que nunca hizo y aun así quería cobrar.
La guerra mediática escaló a medios nacionales, pero se calmó cuando el grupo Reforma publicó una serie de reportajes que exhibía a Sánchez como defraudador de Pemex, prestanombres de los hijos del expresidente Andrés Manuel López Obrador y dueño de un emporio de empresas factureras.
Vino la reconciliación con Gallardo por instrucciones, se dice, del mismísimo expresidente López Obrador, y entonces Sánchez enfiló contra Enrique Galindo, alcalde de la capital.
El también conocido como “Mirrey de la Huasteca” quería cobrar eternamente por un supuesto apoyo que le dio a Enrique Galindo en su campaña a la alcaldía capitalina en 2018, misma que le fue recompensada con una o dos obras de 30 millones de pesos.
Sangre limpia no trae el nuevo fichaje de Morena. Puede aspirar legítimamente, puede calumniar, atacar a quien no piense como él y funar en redes sociales a sus adversarios. Pero a lo que no tiene derecho, ni él ni nadie, es a ser malagradecido o desmemoriado, a olvidar que fue justo Enrique Galindo quien lo rescató de aquel secuestro que vivió junto al hijo del entonces socio de su padre.
Dice la sabiduría popular que detrás de toda gran fortuna hay un gran crimen. Si es el caso de Sánchez Zumaya y sus contratos con Pemex, no tardaremos mucho en enterarnos.
P.D.1. Como si fuera el Cid Campeador, Enrique Galindo regresó al PRI. Alejandro Moreno, el líder nacional, reunió a la dirigente estatal, Sara Rocha, y a su equipo para meter paz en una guerra boba y pírrica que emprendió Rocha contra el único actor político de estatura que tiene el tricolor en San Luis Potosí. Una imagen dice más que mil palabras, y las caritas de Alberto Rojas Zavaleta y Hugo Urbina, los senseis de Sarita, lo decían todo. No tenían más jeta que Memín Pingüín porque Dios es grande. Ya que se relajen.
P.D.2. En Villa de Reyes otra vez se andan moviendo las aguas de la inseguridad. Dicen que el alcalde, Ismael Hernández, le anda jugando al vivo con los malos. ¡Jesús, María y José!
P.D.3. “¡Queremos medicinas!” Es el clamor popular en todos los rincones del estado y tal vez de México. No hay poder humano que vuelva eficiente a los encargados de suministrar medicamentos en el país; el gobierno federal tiene siete años en las mismas. Miles de personas han muerto como consecuencia de la ineptitud, primero de AMLO y ahora de Claudia Sheinbaum.
P.D.4. A todos los que van para Real de Catorce a las fiestas de San Francisco de Asís, tomen precauciones. No es lo mismo manejar en carretera o en la ciudad que en los estrechos caminos de piedra del pueblo mágico. Nuestras condolencias a las personas que perdieron la vida en el trágico accidente de este sábado 27 de septiembre.
Hasta la próxima.