El Congreso de Perú destituyó este jueves a Dina Boluarte como presidenta del país, tras aprobar con mayoría absoluta la vacancia del cargo por incapacidad permanente. La decisión, respaldada por 120 legisladores y sin votos en contra, pone fin a un mandato marcado por la controversia, la impopularidad y las múltiples investigaciones en su contra.
Boluarte asumió la presidencia en diciembre de 2022, luego del fallido intento de autogolpe de Pedro Castillo, de quien era vicepresidenta. Desde su llegada al poder, enfrentó protestas sociales que dejaron más de 50 muertos, además de cuestionamientos por su alianza con los partidos conservadores del Congreso, a quienes recurrió para mantenerse en el cargo.
Durante casi dos años logró superar seis intentos previos de destitución, pero la pérdida de apoyo político y su baja aprobación social —que apenas alcanzaba el 3 por ciento— terminaron por debilitarla. Los partidos que antes la respaldaban optaron por romper con su gobierno ante la cercanía de las elecciones generales de 2026 y la necesidad de deslindarse de su impopularidad.
Su gestión también estuvo marcada por escándalos de corrupción y presuntos abusos de poder. La Fiscalía abrió investigaciones por la posesión de relojes y joyas de lujo no declaradas, así como por irregularidades relacionadas con cirugías estéticas y la falsificación de su firma durante un periodo de convalecencia.
La destitución ocurre en un contexto de creciente inseguridad y malestar social. En los últimos días, Lima fue escenario de manifestaciones encabezadas por jóvenes, además de un paro masivo del transporte público motivado por la ola de extorsiones y asesinatos de conductores.
Con la salida de Boluarte, Perú enfrenta una nueva etapa de incertidumbre política. El Congreso deberá definir en los próximos días quién asumirá la conducción del Ejecutivo, mientras el país continúa inmerso en una crisis institucional que ha provocado la caída de seis presidentes en menos de una década.
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