
Puebla y Oaxaca.- En el corazón de México, entre los estados de Puebla y Oaxaca, se encuentra uno de los tesoros naturales y culturales más sorprendentes del continente: el Valle de Tehuacán-Cuicatlán: Hábitat Originario de Mesoamérica, una región declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO por su incalculable valor ecológico y arqueológico.
Este valle es considerado la zona árida con mayor diversidad biológica en América, al albergar más de 3,000 especies de plantas vasculares, lo que representa cerca del 70% de la flora conocida a nivel mundial. Su terreno accidentado, que conecta desiertos con selvas tropicales, es hogar de la mayor concentración de cactáceas endémicas del planeta, lo que lo convierte en un laboratorio natural de evolución y adaptación.
Pero no solo la biodiversidad hace único a este lugar. Los vestigios arqueológicos encontrados en la región evidencian una ocupación humana que se remonta a más de 14,000 años, lo que convierte al valle en uno de los sitios clave para entender el origen de la civilización agrícola en Mesoamérica. Aquí, antiguos grupos humanos comenzaron a domesticar plantas y a desarrollar técnicas de cultivo que sentaron las bases de sociedades complejas.
El Valle de Tehuacán-Cuicatlán no solo es un testimonio del ingenio humano ante condiciones climáticas extremas, sino también un espacio vivo que guarda los secretos del inicio de la agricultura y el florecimiento de las culturas mesoamericanas.
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