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Descansar sin culpa en estas vacaciones

Por Estefanía López

Llega el verano, las vacaciones, los días largos y soleados… y sin embargo, ahí está: esa vocecita interna que susurra (o grita) que deberíamos estar “aprovechando el tiempo”, “haciendo algo útil”, “poniéndonos al día con pendientes”. En una cultura donde la productividad se idolatra, descansar puede parecer un lujo… o peor, una pérdida de tiempo.

Pero descansar no es un premio por ser productivos. Es una necesidad humana básica, como comer o dormir. Negarlo nos lleva al agotamiento físico, al estrés crónico y a la desconexión emocional. Por eso, estas vacaciones es momento de cambiar el chip: descansar sin culpa es un acto de autocuidado.

¿Por qué nos cuesta tanto parar?

Desde pequeños se nos refuerza la idea de que el valor personal está ligado a la acción, al rendimiento y al logro. Si no hacemos algo “productivo”, sentimos que estamos fallando. La psicología llama a esto “autoexigencia disfuncional”: una creencia arraigada de que siempre debemos rendir al máximo para sentirnos valiosos.

El resultado: incluso en vacaciones, seguimos con listas mentales, agendas apretadas, o esa ansiedad difusa que no nos permite relajarnos del todo.

El descanso es productivo (aunque no lo parezca)

Desde la neurociencia, sabemos que el cerebro necesita pausas para consolidar aprendizajes, procesar emociones y generar creatividad. Dormir bien, tener momentos de ocio, contemplar sin hacer… todo eso recarga nuestras funciones cognitivas. Lo mismo aplica a nivel físico: el cuerpo se regenera, se regula y se sana mejor en estado de reposo. Y a nivel emocional, solo en el silencio o la calma podemos conectar con nosotros mismos.

En otras palabras: el descanso es parte esencial del bienestar, no una interrupción del éxito.

Consejos para descansar sin culpa estas vacaciones

Redefine qué es “productivo”
Productivo no es solo trabajar. Leer por placer, dormir una siesta, jugar con tus hijos o caminar sin rumbo también son formas valiosas de “producir” salud mental y emocional.

Permítete no hacer nada (literalmente)
El dolce far niente italiano (el dulce hacer nada) es una práctica sanadora. No llenes cada hora libre con compromisos. Está bien aburrirse. El cerebro lo agradece.

Cuida tu diálogo interno
Si notas que te sientes “flojo” por descansar, obsérvalo sin juicio. Pregúntate: ¿de dónde viene esta creencia? ¿Realmente descansar me hace menos valioso?

Diseña tu descanso a tu medida
No todos descansan igual. Algunos necesitan silencio, otros movimiento. Lo importante es que elijas actividades (o inactividad) que te recarguen, no que te agoten más.

Ponte límites al trabajo mental
Incluso si no estás en la oficina, muchas personas siguen “resolviendo cosas” en su cabeza. Haz el ejercicio consciente de pausar. Puedes imaginarte “cerrando una puerta” cada vez que un pensamiento laboral aparezca.

Este verano, regálate el permiso de parar. De respirar hondo. De disfrutar el presente sin agenda. Descansar no te aleja de tus metas; te prepara para llegar más entero, más centrado y más tú. Porque al final, el bienestar no se mide en horas trabajadas, sino en calidad de vida vivida.

Estefanía López Paulín
Contacto: psc.estefanialopez@outlook.com
Número: 4881154435

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