
Los videojuegos, a menudo criticados por su asociación con la adicción y la violencia, están encontrando un nuevo propósito en el campo de la medicina. Especialistas del Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Aplicaciones Interactivas para la Neuro-Rehabilitación (LANR) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han descubierto su potencial terapéutico para pacientes con daño neurológico debido a un infarto o derrame cerebral.
En México, los accidentes cerebrovasculares son una de las principales causas de discapacidad y muerte en adultos. Aproximadamente 37,000 personas mueren cada año a causa de estos eventos, y se estima que 118 casos ocurren por cada cien mil habitantes, dejando secuelas en siete de cada diez sobrevivientes. Entre las consecuencias más comunes se encuentran la hemiparesia y la hemiplejia, que afectan la movilidad de un lado del cuerpo.
La rehabilitación tradicional después de un accidente cerebrovascular implica terapias físicas intensivas, pero los videojuegos ofrecen una alternativa prometedora. Estos juegos estimulan el cerebro a través de la repetición de acciones, aprovechando un período de plasticidad aumentada en las neuronas cercanas a la zona afectada. La Dra. Ana María Escalante Gonzalbo, coordinadora del LANR, señala que esta rehabilitación puede promover la recuperación neuronal y mejorar la función motriz.
Una de las ventajas clave de utilizar videojuegos en la rehabilitación es que los pacientes pueden comenzar el tratamiento de inmediato y realizarlo desde la comodidad de sus hogares. Esto elimina la necesidad de acudir a instalaciones médicas y permite una mayor autonomía para llevar a cabo las sesiones de rehabilitación. Además, la naturaleza lúdica de los videojuegos puede motivar a los pacientes a participar de manera más activa y regular en su proceso de recuperación.
El LANR ha desarrollado un protocolo para la rehabilitación a distancia, proporcionando a los pacientes equipos especializados y monitoreo en línea. Este enfoque innovador tiene el potencial de mejorar significativamente la calidad de vida de aquellos que sufren de discapacidades neurológicas, ofreciendo nuevas esperanzas en el camino hacia la recuperación.
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