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De ideas

Por Carlos Pérez García

Tienden a influir y condicionar el comportamiento de millones. Vienen a ser: ideales, aspiraciones o visiones… Y dan lugar a lemas, etiquetas, credos o dogmas.

Así, la Ideología resulta un ideario, una filosofía, una corriente de pensamiento, un conjunto de ideas o convicciones que integran lo que piensa una persona o colectividad. Pueden convertirse en un movimiento cultural, político o religioso, además de expresarse en medidas o prescripciones económicas.

Y los mayores problemas se registran cuando todo ello se radicaliza y cae en extremos de fanatismo e intolerancia. Surge entonces un juego de perder-perder.

Pienso que la mejor izquierda tendría algo de derecha, y la mejor derecha algo de izquierda. Se alejarían así de los extremos más sectarios y excluyentes. Digamos, la Iglesia Católica se ha acercado a la derecha y a la izquierda.

En el conjunto, este escribano se considera de centroizquierda, pero en economía más de centroderecha: la izquierda no funciona en política económica, sino más bien puede ser útil para una razonable política social. Esto lo he confirmado a lo largo de décadas, e igual estoy en contra de una ideología de mentiras y corrupción, tanto en la izquierda como en la derecha.

Y ¿qué pasa aquí con algunos ciudadanos de cierto nivel cultural? Entre casos muy diversos, podemos identificar izquierdistas o derechistas que no son tontos ni corruptos o interesados.

Hace poco platiqué con un querido amigo después de muchos años, y aprecio ejemplos de mexicanos sensatos que, de buena fe, tienden a aceptar o justificar la desgracia social y política que enfrenta hoy nuestro país. Incluso no están convencidos de que casi todo está peor que en décadas anteriores.

Ellos se asumen de izquierda porque son sencillos y austeros, además de que están en contra de la desigualdad y la injusticia. De hecho, son honestos y no les interesa ser ricos… a diferencia de tantos morenistas que se corrompen y sólo buscan los privilegios que antes criticaban.

También se ha intentado reconocer ideologías priistas, panistas, obradoristas, trumpistas, peronistas, neoliberales… que, al igual que las populistas, toman de otras lo que les gusta o conviene. Estas últimas, más que ideologías, son demagogia y sus promesas mentirosas finalmente sucumben ante la realidad. Así, hay de todo y de nada.

El régimen se defiende de los críticos con acusaciones ideológicas de derechistas, fascistas o conservadores.

Promotores de una izquierda fallida en países como Venezuela o México, tratan de referirse a China como muestra de que el comunismo sí funciona. Pero pierden de vista que la República Popular China tiene un eficaz y ordenado gobierno del Partido Comunista, con una economía capitalista o neoliberal.

Coincido con el sabio mexicano Catón, quien también responde al apodo de Armando Fuentes Aguirre: “López Obrador carece de muchas cosas, entre ellas de ideología. Es resto paleontológico del peor y más nocivo priismo. No sólo no tiene ideas de verdadera izquierda… no tiene ideas propias”.

Por su parte, desde joven Sheinbaum tiene idea de lo que es izquierda, aunque ésta sea de la más rancia, ingenua y obsoleta. Su mezquino y estruendoso silencio en el sonado caso de María Corina Machado sólo implica envidia y cerrazón dogmática a favor de Maduro, que es incluso más ignorante que López Obrador.

Así, pues, ‘Ideología’ encarna mucho que a menudo nos confunde. Puede ser de utilidad, claro, pero a veces estorba o perjudica.

* LA DISTINCIÓN A LA activista venezolana me parece justificada, aunque algunos cuestionen su ideología realmente anti totalitaria o la referencia de que, desesperada hace unos años, consideró de manera muy tonta la intervención del Premier israelí Netanyahu.

Lo relevante aquí es su larga y valiente lucha a favor de la libertad y la democracia en una nación castigada durante más de dos décadas por un gobierno populista muy inepto y opresivo. Ella lo ha enfrentado con determinación y sin muchas perspectivas de éxito ante déspotas cobardes que se han pertrechado a extremos criminales.

En su proclama de aceptación del Nobel de la Paz, que fue representada en forma magistral por su hija, se precisaron las trágicas fases de esa auténtica desgracia… y evocan claramente lo que atraviesa México estos años. ¡Espeluznante!

Esto lo resaltan conocidos analistas, pero no concuerdo del todo en que acá se esté siguiendo una trama sudamericana. Tenemos suficiente imbecilidad nacional.

cpgeneral@gmail.com

@cpgarcieral

Seguiremos informando.

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