Por la mañana, hemos implementado un pequeño sistema medio automatizado de acción familiar para combatir el aislamiento. Yo me levanto a las 6:00 y hago cosas en la computadora de mi chamba y otras cosas hasta las 11:00.
Como a las 8 de la mañana se levantan Héctor y Estefanía y se ponen, obligadamente “ahuevo”, a su hora de lectura. Hay varias opciones en el librero, libros míos y otros infantiles de ellos.
Después entra el uso de la herramienta digital Duolingo: media hora cada quien aprendiendo un idioma en mi celular. Héctor se ha sentido a gusto con el alemán y Estefanía con el inglés, por turnos uno y otro.
En ese inter, yo preparo desayuno y desayunan; a veces dicen el consabido “¿Otra vez huevo, papá?, sí otra vez huevo” – Les contesto. Me vale madre, el huevo es otro pedo (pienso).
Después viene una sesión de música y actividad física en el cuadrado de 5 X 5 que platicaba el otro día. Mamá (mi mujer) ya a esa hora que llegamos casi está terminando, nosotros alcanzamos quizá a la parte más de difícil que son las abdominales. Pues ¡ni “pex” le entramos!
Después, la bola rápida en el cuadrante es nuestro punto de inflexión, patear la de fútbol que tiene la firma que se va desvaneciendo de mi ídolo Manuel Negrete. La próxima hora, se combinará irremediablemente con dos rolas mías y dos rolas de ellos. Dua Lipa y Billy Ellish dominan el ambiente sobre INXS, Pulp o cualquier otro que les pongas.
