El consumo excesivo de alcohol es un grave problema en México que provoca hasta 40 mil muertes anuales, advierte la organización El Poder del Consumidor. Esta situación no solo afecta a quienes beben en exceso, sino también a sus familias y comunidades, ya que seis de las diez principales causas de muerte en el país están relacionadas con el alcohol.
Aunque México no destaca por un consumo diario elevado, sí presenta patrones de ingesta excesiva esporádica, especialmente durante los fines de semana y entre adolescentes y adultos jóvenes. Este tipo de consumo está estrechamente vinculado a problemas sociales y de salud pública, como la violencia intrafamiliar, de género y comunitaria, con impactos severos en la salud mental, la niñez y la estabilidad familiar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que uno de los efectos sociales más preocupantes del alcohol es su relación con el crimen y la violencia. Entre los principales efectos negativos del consumo excesivo de alcohol destacan:
- Agresividad: El alcohol reduce el autocontrol y afecta la interpretación de situaciones, lo que puede generar conductas violentas, sobre todo en hombres. La creencia cultural de que el alcohol “desinhibe” refuerza su uso como justificación para actos violentos.
- Violencia contra la mujer: Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), muchas mujeres reportan que la violencia familiar comenzó o empeoró con el consumo de alcohol por parte de sus parejas.
- Maltrato infantil: El consumo de alcohol incrementa el riesgo de maltrato infantil al reducir la responsabilidad y los recursos emocionales y económicos de los cuidadores.
- Conducta antisocial: La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública (ENVIPE) 2023 reveló que el 64% de la población percibe el consumo de alcohol en la vía pública como la principal conducta antisocial en sus comunidades, y el 20% señala la venta ilegal de alcohol como un problema relevante.
Además, adolescentes y mujeres son grupos especialmente vulnerables ante problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, así como a situaciones de violencia física y sexual relacionadas con el alcohol.
