Los cólicos, caracterizados por un dolor abdominal intenso y recurrente, afectan a millones de personas en todo el mundo. Ya sea por causas gastrointestinales, menstruales o por trastornos como el síndrome de intestino irritable, el impacto en la calidad de vida es considerable. Ante ello, expertos en salud coinciden en que el tratamiento más efectivo es el enfoque integral que combina medicación, cambios en el estilo de vida y terapias naturales.
Especialistas en gastroenterología destacan que los medicamentos antiespasmódicos, como la hioscina o el butilhioscina, suelen ser la primera línea de defensa en casos de cólicos intensos. Estos fármacos ayudan a relajar los músculos del intestino, disminuyendo el dolor y la inflamación.
En el caso de cólicos menstruales, los analgésicos antiinflamatorios no esteroides (AINEs) como el ibuprofeno o el naproxeno siguen siendo los más utilizados, especialmente cuando se administran antes del inicio del dolor. Sin embargo, su efectividad mejora cuando se acompaña de otros cuidados.
Los cambios en la dieta también juegan un papel fundamental. Una alimentación baja en grasas, azúcares y alimentos procesados, junto con un aumento en el consumo de fibra, agua y probióticos, puede reducir significativamente la frecuencia de los episodios.
Además, terapias como la aplicación de calor en la zona abdominal, masajes, ejercicios suaves como el yoga, así como técnicas de relajación, han demostrado disminuir la percepción del dolor.
Los médicos insisten en que es importante no automedicarse y acudir a una revisión médica si el dolor es constante o se acompaña de otros síntomas como fiebre, vómito o sangrado. Identificar la causa específica del cólico es esencial para aplicar el tratamiento más adecuado y evitar complicaciones.
