
¿Quién no ha sido regañado alguna vez por tener el cuarto hecho un desastre en la infancia? ¿Y cuántas veces un padre o madre no ha sentido frustración al ver el caos que sus hijos dejan a su paso? Aunque pueda parecer preocupante, nuevas investigaciones sugieren que el desorden podría ser señal de algo positivo: inteligencia superior.
Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Minnesota, publicado por la Association for Psychological Science, encontró que un entorno desordenado puede fomentar la creatividad y el pensamiento innovador.
En uno de los experimentos, los participantes fueron divididos entre quienes trabajaban en un escritorio impecable y quienes lo hacían en uno caótico. Después de completar una serie de tareas, se les pidió idear usos creativos para una pelota de ping pong. ¿El resultado? Las ideas más originales vinieron del grupo que estuvo en el espacio desordenado.
Este grupo también se mostró más proclive a elegir productos novedosos sobre los tradicionales, lo cual refuerza la idea de que el desorden estimula el pensamiento no convencional y la apertura a nuevas experiencias.
Cabe aclarar que el estudio no desprestigia los beneficios de un entorno organizado. Quienes estuvieron en la sala ordenada mostraron comportamientos asociados al autocontrol y la moralidad: fueron más generosos al donar dinero a una causa benéfica y optaron con mayor frecuencia por una manzana en lugar de chocolate. Orden y disciplina, sin duda, también tienen su valor.
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