Los rayos solares, en especial los ultravioleta (UV), tienen efectos directos sobre el cuerpo humano. En pequeñas dosis, la exposición al sol es benéfica: estimula la producción de vitamina D, esencial para la salud ósea y el sistema inmunológico. Sin embargo, una exposición prolongada o sin protección puede provocar consecuencias graves.
Entre los efectos negativos destacan las quemaduras solares, el envejecimiento prematuro de la piel y el aumento en el riesgo de desarrollar cáncer de piel, incluyendo el melanoma, una de las formas más agresivas. Además, la radiación UV puede dañar los ojos, provocando problemas como cataratas.
Especialistas en dermatología recomiendan evitar el sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, usar protector solar con un FPS de al menos 30, vestir ropa adecuada y protegerse con sombreros y gafas de sol. Cuidar la piel hoy es proteger la salud a largo plazo.
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