
Un estudio del Dartmouth College publicado en Science reveló que los homínidos comenzaron a consumir plantas herbáceas como cereales y tejidos vegetales subterráneos mucho antes de desarrollar las adaptaciones dentales necesarias para masticarlas eficientemente.
El hallazgo, basado en el análisis de isótopos de carbono y oxígeno en dientes fosilizados, sugiere que el comportamiento alimenticio de los primeros humanos impulsó cambios evolutivos posteriores. Según los investigadores, esta conducta antecedió a la aparición de molares más largos, adecuados para procesar fibras vegetales resistentes, que surgieron 700 mil años después.
El estudio también encontró que especies como Australopithecus afarensis y otros primates extintos cambiaron su dieta hace entre 3.4 y 4.8 millones de años, dejando frutas e insectos para centrarse en pastos y juncos. Posteriormente, los homínidos pasaron a consumir órganos subterráneos de las plantas como bulbos y cormos ricos en carbohidratos, posiblemente apoyados por el uso de herramientas.
Los autores plantean que esta transición alimenticia fue crucial para el crecimiento físico y cerebral de los humanos primitivos, y demuestra que el comportamiento puede ser una fuerza impulsora de la evolución.
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