
Frente a la costa australiana, los científicos encontraron una comunidad submarina que desafía todo lo que se sabía sobre los pulpos: Octlantis, una ciudad en el fondo del mar donde estos animales solitarios conviven en grupo.
Tradicionalmente considerados criaturas aisladas, los pulpos han sorprendido a la ciencia al organizarse en esta colonia marina. En Octlantis construyen madrigueras con conchas, establecen “barrios” junto a sus vecinos y participan en interacciones sociales que hasta ahora parecían imposibles en su especie.
Las observaciones han registrado un amplio repertorio de comportamientos: expulsiones de rivales de sus hogares, coqueteos, alianzas estratégicas, peleas territoriales e incluso colaboraciones inesperadas.
Lo más sorprendente es que estas dinámicas podrían ser señales de aprendizaje social e incluso de las primeras manifestaciones de cultura en pulpos, algo extremadamente raro fuera de mamíferos y aves.
“La vida en grupo, la estructura de la ciudad y las conductas compartidas sugieren que están creando tradiciones colectivas”, señalaron los investigadores.
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