
Este martes, los cardenales comenzaron a instalarse en la residencia de Santa Marta y otras áreas del Vaticano para dar inicio al cónclave que definirá al próximo líder de la Iglesia católica. A partir de su ingreso, los purpurados permanecerán completamente aislados del mundo exterior hasta llegar a un consenso sobre quién sucederá al papa Francisco.
El proceso se desarrolla bajo estrictas normas de confidencialidad, como lo establece la tradición vaticana, con el objetivo de garantizar la libertad de deliberación entre los cardenales electores. Mientras se encuentren dentro del cónclave, se restringe cualquier tipo de comunicación con el exterior, incluyendo el uso de dispositivos electrónicos y contacto con medios de comunicación.
La residencia de Santa Marta, ubicada dentro de los límites del Vaticano, se convierte temporalmente en el centro neurálgico de las decisiones más importantes de la Iglesia. Aún no se ha revelado cuántas rondas de votación se requerirán para alcanzar los dos tercios necesarios que permitan elegir al nuevo pontífice.
Seguiremos informando