
El colapso en la atención médica dentro de hospitales del ISSSTE se ha convertido en una amenaza directa para la salud y la vida de sus derechohabientes. La falta de médicos especialistas, el desabasto de medicamentos y la carencia de infraestructura básica han provocado una cadena de negligencias que ya cobraron la vida de un recién nacido en Ciudad Valles.
En esta ciudad, desde hace más de un año no hay traumatólogo, lo que ha dejado a decenas de pacientes con padecimientos urgentes sin la posibilidad de recibir una operación a tiempo. Quienes logran ser referidos a clínicas de Rioverde o la capital potosina enfrentan otro calvario: hospitales saturados, falta de camas y escasez de medicamentos. Algunos pacientes son operados, pero al no existir espacio para hospitalizarlos permanecen en los pasillos, en ayuno y esperando ser llamados al quirófano como si fueran parte de una fila de espera improvisada, en condiciones indignas para su integridad.
A estos problemas se suma la dilación en la atención, que ha derivado en quejas y demandas por negligencia médica. El caso más grave quedó documentado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que emitió la Recomendación 98/2025 al ISSSTE tras investigar omisiones graves en dos unidades hospitalarias de la Huasteca potosina, donde se acreditó violencia ginecoobstétrica y se vulneraron derechos fundamentales de una mujer y su hijo.
El 1 de enero de 2024, una mujer ingresó en trabajo de parto a la Clínica Hospital “B” del ISSSTE en Ciudad Valles con fiebre; el personal médico se negó a intervenir hasta que la temperatura se estabilizara, pese a los síntomas de riesgo. Minutos después, se le informó que su bebé había sufrido asfixia intrauterina, por lo que fue trasladado al Hospital General de Ciudad Valles, donde falleció.
La CNDH determinó que tanto la Clínica Hospital “B” como la Unidad de Medicina Familiar No. 44 en Tancanhuitz incurrieron en una atención prenatal deficiente: no hubo seguimiento a una infección urinaria detectada semanas antes, se aplicaron tratamientos inadecuados que generaron resistencia bacteriana, no se practicó una cesárea a tiempo y, además, se administró anestesia epidural innecesaria, lo que prolongó el parto.
Nueve personas del área médica y un trabajador administrativo fueron señalados por incumplir con sus obligaciones de vigilancia y seguimiento, poniendo en riesgo la vida de la madre y del recién nacido.
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