
El Banco de México ajustó drásticamente su estimación de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2025, pasando de un modesto 0.6% a apenas 0.1%, lo que refleja una economía prácticamente estancada y bajo amenaza de caer en una contracción leve.
En su más reciente Informe Trimestral de Inflación, el banco central expuso que el entorno económico enfrenta múltiples desafíos, entre ellos una desaceleración más marcada de lo previsto, presiones inflacionarias persistentes y un contexto externo menos favorable, especialmente por el debilitamiento de la economía estadounidense.
Las autoridades del banco destacaron su preocupación por el alza en los precios de productos agropecuarios, como el pollo, lo que ha contribuido a mantener la inflación fuera del rango objetivo del 3%. Según sus análisis, este tipo de incrementos no responden directamente a las acciones de política monetaria y podrían seguir generando volatilidad en el mediano plazo.
Aunque se reconocen señales de debilidad económica, Banxico evitó calificar la situación como una recesión. Varios de sus integrantes subrayaron que la economía mexicana atraviesa un periodo de estancamiento que podría prolongarse, pero sin reunir las condiciones técnicas para una recesión formal.
En cuanto al nuevo impuesto del 3.5% a las remesas que se discute en Estados Unidos, el banco central anticipa un impacto limitado en términos macroeconómicos, pese a que las remesas representan una parte significativa del PIB. La evaluación es que el efecto no alcanzará la misma magnitud que el volumen total de esos flujos.
Banxico cerró el reporte reiterando la necesidad de prepararse ante futuros choques inflacionarios, especialmente en los componentes más volátiles de la canasta, cuya dinámica escapa del control de la política monetaria tradicional.
Seguiremos informando