VIDA SANA, SALUD Y SEXO

Bañarse: más que higiene, una necesidad para la salud

Bañarse también puede reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.

Aunque se trata de una práctica cotidiana, el baño diario cumple funciones que van más allá de lo estético. Bañarse no solo elimina la suciedad visible, sino que también protege la piel, previene enfermedades y puede mejorar el estado de ánimo, según especialistas en salud e higiene personal.

Una barrera natural que necesita cuidado

El cuerpo humano está en constante contacto con bacterias, polvo, sudor y células muertas. La piel, como órgano protector, necesita una limpieza adecuada para evitar la obstrucción de poros, infecciones cutáneas y acumulación de gérmenes. Según la dermatóloga Ana L. Cortés, “el baño diario con agua y jabón suave ayuda a mantener el equilibrio natural de la piel, siempre que no se abuse de productos abrasivos ni se use agua excesivamente caliente”.

Prevención de enfermedades

Mantener el cuerpo limpio también es clave para evitar afecciones como:

  • Infecciones por hongos (como el pie de atleta).
  • Acné corporal.
  • Malos olores derivados de la acumulación de bacterias.
  • Contagios de enfermedades dérmicas en ambientes comunitarios como gimnasios o escuelas.

Además, en contextos de clima cálido o exposición a contaminantes, el baño puede ser un factor importante para reducir el riesgo de enfermedades respiratorias o cutáneas.

Efectos en la salud mental

Diversos estudios han demostrado que bañarse con regularidad no solo tiene efectos físicos, sino también psicológicos. Un baño tibio puede disminuir el estrés, aliviar la tensión muscular y generar una sensación de bienestar. “El acto de bañarse también es simbólico: es como reiniciar el cuerpo y despejar la mente”, señala la psicóloga Paulina Méndez.

¿Todos los días?

Aunque el baño diario es recomendable para la mayoría de las personas, algunos expertos señalan que su frecuencia puede adaptarse según la edad, tipo de piel, actividad física y clima. En casos de piel extremadamente seca, por ejemplo, se aconseja espaciar los baños o usar productos más hidratantes.

Enseñar el hábito desde la infancia

La higiene corporal debe promoverse desde edades tempranas, no solo como una rutina, sino como parte de un autocuidado consciente. Inculcar el baño como un momento de relajación y cuidado personal puede tener impactos positivos a largo plazo en la autoestima y salud emocional de niños y adolescentes.


En tiempos donde el ritmo de vida puede llevar a descuidar rutinas esenciales, el baño sigue siendo una práctica imprescindible para preservar la salud y el equilibrio personal. Más que una obligación, es un acto de respeto hacia el cuerpo y bienestar propio.


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