
El gobierno francés ordenó una revisión de seguridad en el Museo del Louvre y en otros sitios culturales tras el robo de joyas invaluables ocurrido el domingo en el recinto más visitado del mundo.
Cuatro personas irrumpieron en el museo usando una grúa para romper una ventana del piso superior y sustrajeron piezas de una galería dedicada a la joyería real. La operación duró menos de siete minutos, y los ladrones escaparon en motocicletas.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, calificó el hecho como un «fracaso» y una «imagen deplorable para Francia». Junto con la ministra de Cultura, Rachida Dati, anunció una investigación urgente y medidas para reforzar la seguridad en museos y sitios patrimoniales.
El robo, considerado por algunos medios como “el atraco del siglo”, ha generado indignación política y pública. Líderes opositores lo calificaron como una «humillación nacional» y un «síntoma de la debilidad del Estado».
Entre las ocho piezas robadas se encontraban una tiara y pendientes pertenecientes a las reinas María Amelia y Hortensia. La corona de la emperatriz Eugenia fue hallada fuera del museo, aparentemente caída durante la huida.
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