Un ataque armado registrado durante una celebración por el inicio de la festividad judía de Janucá dejó una escena de violencia sin precedentes en la playa de Bondi, en Sídney, una de las zonas turísticas más concurridas de Australia. El saldo preliminar fue de al menos 11 personas fallecidas y 29 heridas, entre ellas dos elementos policiales.
El tiroteo ocurrió mientras cientos de asistentes participaban en el evento comunitario conocido como “Janucá junto al Mar”, realizado en el extremo norte de la playa. De acuerdo con las autoridades, al menos dos hombres armados abrieron fuego contra los asistentes. Uno de los agresores fue abatido por la policía durante la respuesta al ataque y el segundo fue detenido, aunque permanece en estado crítico.
Testigos relataron momentos de pánico, con personas huyendo del lugar mientras paramédicos y ciudadanos intentaban auxiliar a los heridos. En redes sociales circularon videos que mostraban a presuntos atacantes vestidos de negro, así como escenas de caos y víctimas tendidas en la arena. En uno de los registros se observa a civiles aplicando maniobras de reanimación cardiopulmonar mientras llegaban los servicios de emergencia.
Las autoridades australianas calificaron el hecho como un ataque terrorista, al considerar que el objetivo fue una comunidad específica y que se utilizaron armas de alto poder. Durante el operativo posterior, especialistas revisaron varios objetos sospechosos y dispositivos explosivos improvisados hallados en el vehículo de uno de los agresores.
La policía confirmó que uno de los atacantes era conocido por los servicios de seguridad, aunque no existían alertas previas sobre una amenaza concreta. El ataque ocurre en un contexto de creciente preocupación por incidentes antisemitas registrados en Australia durante el último año, aunque las autoridades señalaron que aún se investiga si existe una relación directa.
Entre las víctimas mortales se identificó a un rabino vinculado a la organización del evento, figura reconocida dentro de la comunidad judía local. Durante la emergencia, también se destacó la acción de un civil que logró desarmar a uno de los agresores, hecho que fue reconocido públicamente por autoridades estatales.
El primer ministro australiano y líderes internacionales expresaron su condena y solidaridad con las víctimas, subrayando que se trató de un acto de odio que golpeó a la convivencia y a la libertad religiosa. Tras el ataque, se anunció el reforzamiento de la seguridad en espacios vinculados a comunidades judías tanto en Australia como en otros países.
Las investigaciones continúan para esclarecer los motivos del atentado y determinar posibles vínculos adicionales, mientras la comunidad de Sídney enfrenta el duelo por uno de los episodios de violencia armada más graves registrados en el país en casi tres décadas.
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