Este miércoles y jueves, la Catedral de Ciudad valles, recibió a cientos de corredores que participaron en las tradicionales antorchas guadalupanas, una manifestación de fe en honor a la Virgen de Guadalupe. Entre ellas destacó la antorcha proveniente del municipio de San Antonio, S.L.P., organizada por la Parroquia de San Antonio de Padua, que celebra este año su 25 aniversario.
Desde 1997, cuando dos amigos de Coxcatlán decidieron convocar a los habitantes de su comunidad para correr en honor a la Morenita del Tepeyac, esta tradición se ha consolidado como un acto de fe y esperanza. Aunque fue interrumpida durante dos años debido a la pandemia, los organizadores y participantes nunca dejaron que su devoción flaqueara.
Bajo la coordinación de Bernabé Cabrera Rodríguez, esta antorcha no solo ha reunido a corredores jóvenes, de entre 15 y 19 años, sino que este año, por primera vez, incluyó a niños de entre 8 y 10 años. «Es importante acercarlos desde pequeños a la iglesia y fomentar valores que los ayuden a crecer como personas comprometidas con la sociedad y su fe», expresó Cabrera.
La antorcha representa más que una actividad física: es una expresión de agradecimiento y una súplica colectiva. Este año, los participantes pidieron salud para los corredores, prosperidad para su pueblo y la protección de la Virgen de Guadalupe. «Es una bendición tener a nuestra madre cuidándonos», comentó uno de los corredores.
La fe católica sigue viva entre los habitantes de San Antonio, quienes a través de esta tradición buscan no solo mantener la devoción a la Virgen, sino también fortalecer los lazos comunitarios y fomentar actividades positivas entre los jóvenes.
Las antorchas guadalupanas son un reflejo del profundo fervor guadalupano que caracteriza a la región, y su llegada a la Catedral es un recordatorio de la fuerza de la fe como motor de esperanza y unidad.
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