Los ángeles son la más grande prueba de que Dios existe. Ellos vienen a traernos un mensaje de un Dios amoroso, que no juzga, no castiga y no manda esas pruebas de la vida, aunque muchas veces decidimos creer que Dios nos manda pruebas para hacernos más fuertes. Esto no es verdad.
Dice Un Curso de Milagros que Dios no puede perdonarnos pues Él no nos ha condenado. Somos nosotros quienes, a través del miedo y la culpa, nos hemos condenado a sentir dolor, miedo, angustia y a creer que estamos separados de Dios. Podría decirse que en total abandono y muchas veces sintiéndonos no escuchados.
Recuerdo un momento en que el Arcángel Miguel se presentó ante mí en un sueño y me mostró el cielo y el infierno. Cuando me llevó al infierno, pude ver cómo la vida allí era muy parecida a la tierra. Me dijo: “Es su mente la que los ha separado de Dios y creen que no tienen otra salida más que la violencia, el juicio, el abuso, la fornicación y todo esto que te parece tan familiar.”
En ese momento entendí que los ángeles están en este plano buscando traer el mensaje del despertar de la conciencia, para dejar la mente separada de Dios y volver a la unidad, es decir, donde somos UNO con Dios. A través de los mensajes de amor y esperanza que los ángeles traen a la humanidad, podemos corroborar que ellos nos recuerdan que el cielo está al alcance de nuestra mente, a solo un pensamiento y una decisión de distancia.
En aquel sueño, le pregunté al Arcángel Miguel sobre las personas que estaban pasando por situaciones difíciles o complicadas y cómo deberían tomar esas experiencias. Él respondió que todas eran experiencias, lo que las hacía solo instantáneas y momentáneas. Sin embargo, los seres humanos se habían acostumbrado a condenarse por esas experiencias, obligándose a sentirse culpables, enojados, llenos de rabia y dolor durante toda su experiencia en la tierra.
Explicó que la humanidad se condena a través de las experiencias y las define como malas o lo peor que pudo haber pasado. Esto nos hace arrastrar esas emociones por el resto de nuestra vida, haciéndonos prisioneros de las experiencias y, por lo tanto, condenándonos a vivir en una eterna lucha de dolor.
A lo largo de los años y a través de estudiar Un Curso de Milagros, he descubierto que a la única persona que debemos perdonar es a nosotros mismos, pues somos quienes nos hemos condenado. Así que te propongo que hagamos un primer intento:
Ejercicio de Sanación y Perdón
Ve a un espacio seguro y cómodo, busca en tu mente un momento difícil que hayas vivido y, al recordarlo, aún puedas sentir alguna emoción. Una vez que lo identifiques, lleva tus manos a esa parte de tu cuerpo donde se encuentra ese sentimiento. Y repite:
Soy tan santo como Dios me ha creado.
Me perdono por dudar de mí.
Me perdono por creer que estaba separado de Dios.
Me perdono por sentir este dolor.
Espíritu Santo, te entrego este sentimiento y transfórmalo en amor.
Imagina cómo tomas tu dolor y lo metes en una caja de regalo. Envíalo al cielo y entrega este sentimiento en forma de regalo a Dios. Te darás cuenta de cómo la carga se ha aligerado.
Cuando comienzas el proceso de perdón contigo mismo/a, te darás cuenta de que Dios siempre ha estado ahí para ti. Sin embargo, somos nosotros quienes nos dejamos aturdir por el dolor y dejamos de escuchar su amor. Es por eso que hay miles de ángeles deseosos de ayudarnos a volver a casa, a través del amor y el perdón.
«El amor no juzga, solo acepta y abraza». – Un Curso de Milagros
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