
Con el tiempo, las almohadas pierden su forma y firmeza, lo que lleva a muchas personas a desecharlas sin saber que aún pueden tener un uso valioso en casa. Tirarlas no solo representa un desperdicio, también contribuye al creciente problema de los residuos textiles.
Reutilizar almohadas viejas es una alternativa práctica y sostenible que no solo ayuda a reducir el impacto ambiental, sino que también puede significar un ahorro económico. Existen múltiples formas de aprovecharlas en el hogar, como convertirlas en camas para mascotas, puffs o cojines de suelo ideales para niños o espacios de descanso, o incluso usarlas como relleno para otros cojines que han perdido volumen.
Además, sus fundas pueden ser recicladas como trapos de limpieza, y su relleno es útil para proteger objetos frágiles durante mudanzas o envíos. Si están en buenas condiciones, también pueden ser donadas a refugios o centros comunitarios. Darles una segunda oportunidad a las almohadas no solo alivia el planeta, también puede traer beneficios inesperados a tu hogar y a quienes más lo necesitan.