Medios internacionales dieron testimonio de lo hecho por los franceses al concluir su periodo de cuarentena; largas filas se formaron a las afueras de la tienda Zara, sus razones habrán tenido. En San Luis Potosí sucedió algo similar, concluyó el periodo de cuarentena e inició la llamada «Nueva Normalidad». En las tierras tuneras la moda no es fundamental y, tras el encierro, cualquier lugar que esté disponible se convierte en una buena opción, fue así como los potosinos abarrotaron el tianguis de Las Vías liberando la tensión, el estrés y, desde luego, exponiéndose al covid-19.
El semáforo dispuesto por las autoridades sanitarias para informar el grado de peligro que existe en determinado estado ante la propagación del coronavirus indica que San Luis Potosí todavía está en rojo, el grado máximo; los contagios están a la orden del día y el número de casos confirmados no ha dejado de crecer, con ello, también las defunciones.
Pese a esta situación, este domingo, luego de que la COEPRIS y el Ayuntamiento determinaran que había condiciones para que los ambulantes pudieran regresar a Las Vías, desde muy temprano se vieron puestos de todo tipo, nada que ver con el pregón de que sólo serían actividades esenciales; chatarras, ropa, piratería, alimentos, frutas y verduras, un largo etcétera.
El problema, se debe aclarar, no son los comerciantes, llevan meses sin trabajar y, en la mayoría de los casos, esta es la única manera en que pueden obtener ingresos para el sustento de sus familias. La situación empeoró cuando el Ayuntamiento de la Capital les vio la cara al prometerles apoyos que nunca llegaron. A fin de cuentas, los comerciantes están buscando trabajar, ganarse la vida.
Conscientes de todo lo que podía pasar, las autoridades sanitarias debieron prever medidas más estrictas y una vigilancia constante para esparcir a los clientes, para ordenar los puestos, para regular las actividades esenciales, para que se mantuviera la sana distancia y se garantizara la seguridad, la salud y el bienestar de los potosinos.
