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¿Agua caliente o fría? El debate sobre la mejor forma de bañarse

* Expertos en salud explican que ambas opciones tienen beneficios y desventajas

¿Es mejor bañarse con agua caliente o con agua fría? Esta pregunta, común en muchas conversaciones cotidianas, también tiene respuestas en la ciencia, la medicina y el bienestar personal. Aunque la preferencia muchas veces depende del clima o la costumbre, expertos en salud explican que ambas opciones tienen beneficios y desventajas.

Los beneficios del agua caliente

Bañarse con agua caliente tiene efectos relajantes que son ampliamente reconocidos. Según la dermatóloga Carolina Gómez, del Hospital General de México, “el agua caliente ayuda a relajar los músculos, mejora la circulación y puede aliviar dolores leves o tensión acumulada”.

Además, el vapor que se genera al bañarse con agua caliente puede descongestionar las vías respiratorias, lo cual es útil en temporadas de gripe o alergias. También facilita la limpieza profunda de la piel al abrir los poros, aunque se advierte que temperaturas demasiado elevadas pueden resecar la piel o agravar condiciones como la dermatitis.

¿Y el agua fría?

Aunque menos popular, sobre todo en invierno, el baño con agua fría tiene cada vez más seguidores, especialmente entre deportistas y quienes practican rutinas de bienestar como la terapia de exposición al frío.

“El agua fría estimula el sistema inmunológico, activa la circulación y puede mejorar el estado de ánimo al liberar endorfinas”, explica el fisioterapeuta Arturo Morales. Además, algunas investigaciones han mostrado que los baños fríos podrían reducir la inflamación muscular después del ejercicio.

Para la piel y el cabello, el agua fría también tiene beneficios: ayuda a cerrar los poros y las cutículas del cabello, lo que puede dar una apariencia más saludable.

¿Cuál es mejor?

La respuesta depende del contexto y del objetivo de cada persona. “No se trata de cuál es mejor en general, sino de cuál es mejor para ti en cada momento”, indica la doctora Gómez. Por ejemplo, un baño caliente puede ser ideal antes de dormir, mientras que uno frío puede ser revitalizante por la mañana.

Algunas personas incluso optan por duchas de contraste, que alternan agua caliente y fría, una técnica utilizada en terapias deportivas y de recuperación.

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