Ciudad Valles, S.L.P. — El obispo de la Diócesis de Ciudad Valles llamó a la comunidad católica a vivir el inicio del tiempo de Adviento como una oportunidad profunda de preparación espiritual rumbo a la Navidad, recordando que Jesús, “la luz del mundo”, viene a iluminar la vida de cada persona y a renovar la esperanza.
Explicó que uno de los signos centrales de este periodo es la corona de Adviento, donde cada domingo se enciende una vela como símbolo de cómo la luz de Cristo crece, guía y acompaña. “Que Cristo sea el centro de nuestras vidas, que mantengamos viva la esperanza y el amor entre nosotros”, expresó.
El obispo invitó a las familias vallenses a colocar el nacimiento en sus hogares durante estas semanas, y prepararlo para “acostar al Niño Dios” la noche del 24 de diciembre. Señaló que este gesto sencillo recuerda que la Navidad celebra la presencia viva de Jesús entre la humanidad.
“En esos actos de ayuda, de generosidad y cariño que nos damos en estos días, es donde Cristo se manifiesta de manera especial”, dijo.
Pero uno de los mensajes más directos y significativos fue su llamado a la ciudadanía a desacelerar la vida en un tiempo donde las preocupaciones, el cansancio y la presión diaria llevan a muchas personas a vivir “en automático”.
“Con tantas cosas y preocupaciones, a veces están muy cansados y hacen todo en automático. Este es un tiempo para aminorar el paso, centrarnos en lo que hemos descuidado: nuestra relación con Dios, nuestra paz interior, la reconciliación con nuestros hermanos, y en apoyar a quien lo necesita”, expresó.
Recalcó que el Adviento debe vivirse como un proceso de renovación interna, que permita retomar la dirección correcta y avanzar con los criterios de Jesús. “Estas cosas nos ayudan a crecer internamente y a volver renovados”, añadió.
La Iglesia hizo un llamado a que este periodo litúrgico no se limite a preparativos materiales, sino a una transformación personal que abra camino a una Navidad más consciente, espiritual y fraterna.
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