A pocos días de que se celebren por primera vez en la historia de México elecciones para elegir a los jueces y magistrados del Poder Judicial Federal, el proceso enfrenta tres desafíos estructurales: el abstencionismo, la desinformación y la posible intervención de grupos políticos mediante el acarreo.
Yasmín Esquivel Mossa, una de las candidatas a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, reconoce que, si bien la población muestra entusiasmo, persisten dudas sobre la participación efectiva en las urnas. La falta de información clara sobre el proceso, las funciones de los cargos en juego y la identidad de los aspirantes amenaza con reducir la legitimidad del ejercicio democrático.
A este panorama se suma la preocupación por las limitaciones impuestas a las campañas por parte del Instituto Nacional Electoral (INE), que han dificultado que los candidatos se comuniquen con la ciudadanía de forma clara. Las restricciones también han provocado que gran parte de la población desconozca el propósito de estas elecciones o incluso ignore su existencia.
Otro riesgo latente es el acarreo: la movilización masiva de votantes por parte de partidos o actores con intereses particulares. Aunque el proceso busca desvincular al Poder Judicial de las estructuras tradicionales de poder político, existe temor de que viejas prácticas contaminen un proceso que aspira a renovar la credibilidad de las instituciones de justicia.
Frente a este panorama, las autoridades y candidaturas han hecho un llamado a participar de manera informada. Plataformas como candidaturaspoderjudicial.ine.mx ofrecen acceso a los perfiles, trayectorias y propuestas de los aspirantes, con el fin de combatir el abstencionismo.
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