Ciudad Valles, S.L.P.- La violencia en carreteras de la Huasteca Potosina ha dado un giro alarmante. En poco más de un mes, los asaltos a autobuses de pasajeros evolucionaron hasta ataques armados con disparos directos contra las unidades, exponiendo a comerciantes, familias y turistas que transitan por estas rutas
El primer caso se registró el 20 de noviembre, cuando un grupo de comerciantes de Ciudad Valles que viajaba hacia la capital del país fue víctima de un asalto armado en una carretera federal. De acuerdo con el testimonio del chofer, un hombre abordó la unidad como pasajero, lo amagó durante el trayecto y lo obligó a detenerse; posteriormente, otros dos sujetos armados subieron para despojar a los pasajeros de dinero, teléfonos celulares y pertenencias. Los hechos ocurrieron a varios minutos de Ciudad Valles, lo que facilitó la huida de los agresores. Tras avanzar y pedir auxilio, la Guardia Nacional tomó conocimiento del caso por tratarse de un tramo federal.
El 20 de diciembre, un segundo hecho violento se registró sobre la carretera federal México–Laredo, a la altura de El Pujal, donde un autobús de la línea Oriente que se dirigía a Matamoros fue asaltado por sujetos armados. Los agresores abordaron la unidad como pasajeros comunes desde Tamazunchale y actuaron en un tramo sin señal telefónica. Durante el atraco, los pasajeros fueron golpeados, amenazados y despojados de sus pertenencias; además, se reportaron actos de hostigamiento verbal contra mujeres, lo que generó pánico y crisis nerviosa entre los ocupantes.
Un día después, el 21 de diciembre, un autobús de la línea Vencedor fue atacado a pedradas cuando circulaba sobre la carretera San Vicente–Tamuín, a escasos kilómetros de la cabecera municipal de San Vicente Tancuayalab. Una piedra rompió una de las ventanas de la unidad, provocando lesiones leves por fragmentos de vidrio a varios pasajeros; una mujer recibió un golpe directo en el pecho y requirió atención médica. Los presuntos responsables lograron huir entre veredas y caminos de la zona.
El 27 de diciembre, la violencia alcanzó un nivel aún más grave: un autobús que transportaba turistas fue atacado a balazos sobre la carretera Valles–Tamazunchale, en el tramo comprendido entre el ejido Taltol y la comunidad de Palmera Nuevo. La unidad recibió al menos cuatro impactos de arma de fuego, uno de ellos en el parabrisas. Aunque no se reportaron personas lesionadas, el conductor tuvo que continuar la marcha para ponerse a salvo y solicitar auxilio.
Este recuento evidencia un patrón delictivo recurrente en rutas estratégicas de la Huasteca, particularmente en el tramo de El Pujal, donde se concentran tres de los cuatro ataques documentados, generando preocupación entre usuarios del transporte público ante la falta de condiciones de seguridad en estos trayectos.
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