El arranque de 2026 traerá un aumento generalizado en el precio de las gasolinas y otros combustibles en México, derivado del ajuste anual al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), mecanismo que se actualiza con base en la inflación nacional.
A partir del 1 de enero, la cuota aplicada a la gasolina regular registrará un incremento, al igual que la correspondiente a la gasolina premium y al diésel, lo que impactará directamente en los costos finales para los consumidores. Este ajuste forma parte del esquema fiscal que busca mantener el valor real del impuesto frente al alza sostenida de precios en la economía.
Además de las gasolinas automotrices, el aumento alcanzará a otros energéticos como el propano y el butano, así como a combustibles utilizados en la aviación, el transporte marítimo y la industria, entre ellos la turbosina, el gasavión, los kerosenos y el combustóleo. También se contempla un ajuste para el coque de petróleo y otros combustibles fósiles gravados por tonelada de carbono emitido.
A estos incrementos se suma el ajuste al impuesto complementario que se cobra por litro, el cual también tendrá alzas diferenciadas para gasolina regular, premium y diésel, reforzando la presión fiscal sobre los energéticos.
Con este escenario, se prevé que los precios de los combustibles mantengan una tendencia ascendente durante 2026, tomando en cuenta que el año anterior cerró con un promedio nacional elevado en el costo de la gasolina regular. El ajuste fiscal, combinado con las condiciones económicas y del mercado energético, anticipa un impacto directo en el gasto cotidiano de los hogares y en los costos de transporte y producción a nivel nacional.
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