Un hallazgo científico reciente encendió las alertas positivas para la conservación de la biodiversidad en el centro del país, luego de que investigadores identificaran la presencia de alrededor de 50 ajolotes del Altiplano, una especie catalogada en peligro de extinción y que no había sido observada desde hace más de una década.
El descubrimiento se realizó en el municipio de Amealco de Bonfil, Querétaro, en una zona cercana a la comunidad de San Ildefonso, dentro de un lago artificial utilizado con fines agrícolas. La localización de estos ejemplares representa un avance significativo para el conocimiento y posible preservación de esta especie, severamente afectada por la pérdida de hábitat, la urbanización y la contaminación del agua.
El equipo de investigación, integrado por especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México, detectó que el sitio funcionó como un refugio no intencional para los ajolotes, al encontrarse dentro de una propiedad privada que permitió su permanencia pese a las condiciones adversas del entorno.
No obstante, los análisis realizados en los cuerpos de agua donde fueron encontrados revelaron niveles elevados de nutrientes, bacterias y contaminantes por encima de los parámetros ambientales permitidos, lo que confirma que la calidad del agua sigue siendo un factor crítico para la supervivencia de la especie. La actividad agrícola en la región y el arrastre de contaminantes durante la temporada de lluvias han sido señalados como elementos clave en la degradación del hábitat.
Ante este panorama, especialistas subrayan la urgencia de implementar acciones coordinadas entre autoridades, productores agrícolas y comunidades locales para reducir la contaminación y promover prácticas de cultivo y riego más sustentables. La reaparición del ajolote del Altiplano abre una oportunidad para reforzar estrategias de conservación y evitar que esta especie emblemática desaparezca definitivamente.
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