Lo del patético video dominical del conocido histrión fraudulento, viene a ser penoso para la mayoría de los mexicanos. Pero, cualquiera que sea la excusa, confunde y atrae a millones de sus fieles que no están muy enterados y caen en múltiples engaños, degradaciones o compromisos, principalmente por lo que ven como regalos o favores recibidos.
Con el absurdo montaje busca prolongar la efectividad de tantas mentiras y simulaciones, aunque sean ya demasiado burdas. Y este personaje de narrativa es tan falso como pretencioso: no sólo muestra su continuado poder sino también grandes dosis de soberbia, protagonismo e irresponsabilidad.
Como pretexto, nos presenta libros en lugar de leerlos, y se lanza a pontificar y amagar con un regreso a la lucha política, lo que debilita aún más la posición de su actual representante. Veamos.
No tiene límites el cinismo del lamentable presidente. Ante la desgracia de su mandato, si acaso muestra que “al peor tiempo, buena cara”: una insólita sonrisita de satisfacción y seguridad, con maña y perversidad, más que locura.
En casi todo falló y se equivocó, excepto en sus repartos de dinero a cambio de popularidad y votos inmediatos. Son siete años de un rosario de fracasos, promesas incumplidas, amenazas cumplidas, acusaciones ideológicas y graves retrocesos.
A partir de resentimientos este disparatado mesías tropical le sigue cerrando salidas al país. Para algunos resulta de risa y para otros de lágrimas, pero una mayor información, tantos efectos negativos y el creciente hartazgo tendrán que traer algo mucho mejor.
Con su locuaz soberbia, tanto en el libro que habría escrito como en su siempre aberrante conducta, el semi-iletrado farsante no sólo quiere rehacer el pasado sino también reinventar el futuro. Todo va mal, oigan, y aún puede empeorarlo.
Cada día está más claro. Se desploma la popularidad presidencial, se multiplican las protestas, explotan las redes sociales, rechina la economía, el presupuesto no alcanza, cae la inversión por la desconfianza, rebasan cualquier límite la impunidad y los desmanes de los mafiosos.
Desesperada, la heredera de un país arruinado se arma hoy sábado una costosa concentración para aparentar aprobación y apoyo.
* ¿Y SABES QUÉ? MIRA, amable lector, lectora, todo eso de la ideología requiere varias precisiones importantes, en mi modesta opinión.
A quienes destacan sus errores y fracasos, el fallido obradorismo los acusa de ultraderechistas, conservadores, fachos, activistas de otros partidos… Algunos de ellos pueden serlo y es su derecho, pero la gran mayoría no lo son.
A esos ineptos o criminales de la denominada 4T, la también fallida oposición los tacha de comunistas, izquierdistas, zurdos, rojos… Igual, algunos de ellos podrán serlo y están en su derecho, aunque la enorme mayoría tampoco lo son.
Con sus ataques, este régimen cada vez más dictatorial busca descalificar y desechar cualquier crítica o censura a sus evidentes fallas… que poco tienen que ver con una ideología específica o extrema. Pero, ojo, le resulta útil colgarles a los adversarios una etiqueta ideológica para dar la idea de que sólo por eso critican y, de pasada, distraer a todos de su propia ineficacia.
En sus embates, algunos opositores también se empeñan en satanizar a un gobierno que tantas fallas ha tenido. Creo que éstas más bien se deben a mala leche, corrupción e incompetencia (lo opuesto a China). Tal como nos confirma la historia, suelen darse en la derecha o la izquierda… sobre todo cuando se cae en extremos.
Hay incultura en las acusaciones de “comunistas”, o si acaso la intención de advertir a otros sobre una posible pérdida de libertades y propiedades. Algo similar sucede con las de “fascistas”, que muestran desconocimiento del concepto y de lo que ha venido a ser la propia 4T (militarista, autoritaria, centralizadora de poder, antidemocrática, de culto a la personalidad del líder…).
Estos dos adjetivos se produjeron en tiempos y contextos ya lejanos. Y, aunque podamos encontrar reminiscencias, en los hechos ninguno de ellos caracteriza hoy algún sistema político o económico. México seguirá siendo capitalista.
De un análisis serio se deriva que la mayoría de los individuos en Morena no son realmente de izquierda, sino que sólo pretenden serlo para cubrir o sustentar su populismo “en favor del pueblo”. Es demagogia y simulación.
* “EL QUE CREE QUE ganó haciendo daño, no conoce las reglas del tiempo” (Leído en redes sociales).
@cpgarcieral