El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, renovó este martes su advertencia de emprender ataques militares contra cualquier país que envíe drogas ilícitas a territorio estadounidense. También defendió los bombardeos recientes contra embarcaciones en el Caribe, pese a no presentar pruebas de que transportaban narcóticos, y aseguró que espera la salida “pronto” del mandatario venezolano Nicolás Maduro.
Durante una reunión de gabinete que se convirtió en un acto público de elogios hacia el presidente, Trump afirmó que los ataques contra embarcaciones han reducido la mortalidad por drogas y anticipó que iniciará una ofensiva en tierra, al señalar que su gobierno conoce rutas y ubicaciones de grupos vinculados al tráfico. Incluso advirtió que cualquier país que produzca cocaína y la envíe a Estados Unidos será sujeto de agresiones militares.
El mandatario y su secretario de Guerra, Pete Hegseth, justificaron un segundo ataque contra una embarcación ya destruida, acción que legisladores han calificado como posible crimen de guerra. Ambos sostuvieron que fue decisión de un almirante de la Marina.
En el encuentro, marcado por declaraciones sin evidencia verificable, Trump sostuvo cifras erróneas sobre muertes por sobredosis y aseguró que los inmigrantes indocumentados «se han ido del país» en grandes números. Además lanzó ataques contra comunidades somalíes y contra la diputada Ilhan Omar, a quienes calificó con insultos.
Tras la reunión, Trump anunció la creación de la «cuenta Trump», un programa que depositará mil dólares a todos los niños nacidos entre 2025 y 2028, financiado inicialmente por 6 mil millones donados por Michael Dell y su esposa. No se respondió si la medida busca avanzar hacia la privatización del sistema de seguridad social.
El presidente también reanudó sus críticas contra la prensa y presumió un nuevo «portal de prejuicios de medios» para denunciar noticias falsas. Afuera de la Casa Blanca, la cantante Sabrina Carpenter condenó al gobierno por usar su música en un video oficial que celebra operativos antimigrantes, calificando el uso como “repugnante”. La Casa Blanca defendió la difusión del material.
