El Gobierno de México activó una emergencia nacional de sanidad animal ante la persistente propagación del gusano barrenador, una plaga que ha puesto en riesgo al sector ganadero del país y que mantiene cerrada, desde hace un año, la frontera estadounidense a la exportación de ganado mexicano. La medida obliga a intensificar protocolos sanitarios y reforzar la vigilancia en animales ante el riesgo de propagación del insecto.
El Dispositivo Nacional de Emergencia de Sanidad Animal (DINESA), publicado en el Diario Oficial de la Federación, establece la notificación inmediata de cualquier herida infestada en mamíferos o aves, así como requisitos estrictos para la movilización de ganado. Para que los animales puedan ser transportados deberán contar con un certificado sanitario y haber recibido tratamiento preventivo contra la mosca que origina la plaga. También queda prohibido mover ejemplares enfermos, fatigados o con lesiones.
Las acciones se concentran principalmente en estados del sur y sureste, como Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo, además de más de 30 municipios de Veracruz, entidades donde la plaga ha mostrado mayor incidencia. Tan solo en los últimos doce meses se han registrado más de nueve mil casos en 13 estados, con predominio en bovinos, aunque también se han visto afectados perros, gatos, equinos y ovinos.
En San Luis Potosí, especialmente en la Huasteca, el sector agropecuario se encuentra en crisis debido a la alta vulnerabilidad ante cualquier brote epidemiológico, esto tras las grandes pérdidas registradas en las inundaciones de octubre. La Secretaría de Agricultura federal informó que miles de reses desaparecieron o murieron en municipios como Tamazunchale, San Vicente, Tanquián, Axtla y Matlapa, donde pequeños productores fueron los principales damnificados.
Desastre agropecuario en la Huasteca con miles de reses perdidas y cultivos bajo el agua
Los caudales desbordados arrasaron potreros completos y dejaron sin resguardo ni alimento a numerosos hatos, mientras que las afectaciones también alcanzaron cultivos de maíz y huertas citrícolas, cuya recuperación aún no puede estimarse debido a los terrenos anegados.
Productores de la región han comenzado a presentar reportes oficiales para activar el seguro catastrófico, proceso necesario para acceder a los apoyos federales. Sin embargo, especialistas del sector advierten que la pérdida de animales, la falta de infraestructura y la humedad persistente en los agostaderos elevan el riesgo de propagación de enfermedades, incluido el gusano barrenador, en caso de que la plaga alcance territorio potosino.
San Luis Potosí no figura entre los estados con mayor número de casos, pero su situación actual, tras el desastre climático, lo coloca en un escenario de riesgo. Miles de animales se encuentran dispersos, debilitados o en proceso de reposición posterior al desastre natural, lo que podría facilitar la entrada o expansión de la plaga si no se refuerzan las medidas de vigilancia y atención veterinaria.
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