El 24 de noviembre se celebra el Día Mundial del Vino Tinto, una fecha que rinde homenaje a esta bebida milenaria y su importancia cultural y social a nivel global. Esta celebración, que se originó en la década de 2000, ha ganado popularidad rápidamente y se establece en un momento clave del calendario vinícola, cuando muchas regiones completan la vendimia y comienzan las etapas de fermentación y crianza del vino tinto.
Es un día dedicado a valorar el vino tinto no solo como un placer sensorial sino también como un símbolo universal de herencia cultural y tradición enológica. La historia del vino tinto se remonta a tiempos ancestrales, con vestigios de su producción datando aproximadamente del año 6100 a.C. en regiones entre Georgia y Armenia.

A lo largo de los siglos, su elaboración se ha extendido y perfeccionado, llegando a formar parte fundamental de culturas y gastronomías en todo el mundo. La elaboración del vino tinto combina tradición, ciencia y pasión, comenzando con la cosecha de las uvas en su punto óptimo y pasando por un cuidadoso proceso de fermentación y envejecimiento para lograr sus características únicas.

Este día es una oportunidad para que aficionados, enólogos y amantes del vino celebren con una copa de vino tinto, ya sea joven, afrutado o un gran reserva. Además, destaca la singularidad de regiones especializadas, como las Islas Canarias, cuyos vinos tintos reflejan la riqueza del terroir volcánico y siglos de tradición vitivinícola.

