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Elucubraciones: Amores e intereses políticos

Por El Gato Filósofo

En la política potosina, el 2027 ya huele a perfume barato y promesas recicladas. Los partidos comienzan a mirarse con el mismo interés con que un náufrago observa una tabla de salvación; no porque confíe en ella, sino porque la necesita para no hundirse y eso es justamente lo que pasa con las alianzas. De candidatos hablamos después.

El PAN, tan digno y tan azul, jura que competirá solo, que no necesita de nadie, que el amor propio está por encima de todo, sin embargo, no hay que ser muy suspicaz para notar que le guiña el ojo a Movimiento Ciudadano cada que puede. No es amor, claro; es estrategia, o quizá desesperación. Por su parte, MC se deja cortejar, pero pone condiciones: aceptará alianzas, sí, pero sólo si el candidato es suyo. O sea, sí, pero no; tal vez, pero quién sabe. Una relación abierta, de esas que terminan con lágrimas y ruedas de prensa donde sacan los trapitos al sol y se acusan de todo.

Por allá, lejos, lejos, está el PRI, ese expoderoso que ahora nadie quiere invitar a bailar. El partido tricolor es, hoy, el apestadito del recreo político. Sabe que no puede ganar solo, pero tampoco encuentra quién le devuelva el saludo. Eso sí, no ha perdido la memoria ni el colmillo y ya empezó a recordarle a Verónica Rodríguez, presidenta estatal del PAN, que, si no fuera por los votos priístas en 2024, su curul estaría en manos de Rita Ozalia Rodríguez Velázquez. Qué detalle ¿no?

Y hablando de Rita Ozalia, Morena también anda presumiendo músculo, asegurando que puede competir sin muletas, pero la realidad es menos glamorosa. Su intento de afiliar simpatizantes ha sido un fracaso digno de estudio y su estructura territorial parece una casa sin cimientos. No hay que olvidar que no gobierna ni un solo municipio relevante y que los diputados que presume de mayoría relativa llegaron al Congreso del Estado gracias al empujón del Partido Verde. La independencia, al parecer, también se le complica.

En la jungla del pragmatismo, Morena y el Verde coinciden en algo: la decisión final no la tomarán en San Luis, sino en la capital del país. Lo que diga el centro se acata y en lo local, aunque no quieran, obedecen. El Partido del Trabajo y Nueva Alianza, por supuesto, ya afilan sus discursos para subirse al carro de los ganadores, aunque todavía no saben cuál es. Y ojo; el PRI podría terminar allí también, sobre todo si al Verde se le ocurre cobrarle a Sara Rocha aquel favorcito que le hizo al haberla hecho presidenta de la Directiva del Congreso. La gratitud, en política, suele tener precio y factura con IVA.

Así que prepárense; el 2027 será un espectáculo digno de palomitas. Las alianzas no se harán por ideología ni por convicción, sino por conveniencia y supervivencia. Como en las telenovelas, habrá amores imposibles, traiciones anunciadas y reconciliaciones de último minuto. Porque en política, como en la vida, nadie se casa por amor, lo hacen por poder.

Cavilaciones:

Primera: Con motivo del 50 aniversario del Restaurante La Parroquia, se han programado diversos eventos que incluyen el relanzamiento de este emblemático lugar ubicado en la esquina de Venustiano Carranza y Díaz de León, frente a la Plaza Fundadores. Por lo pronto, este felino les reporta que la remodelación les quedó muy bonita y que sus platillos conservan el buen sabor. Don Jacobo Payán debe estar muy contento saboreando un café bien calientito.

Segunda: Se sigue descomponiendo la región Altiplano. Cedral, Vanegas y Catorce fueron escenario de un enfrentamiento a sangre y fuego. Según versiones de habitantes de la región, la pelotera duró varias horas, pero al momento sólo se reporta una patrulla de la Guardia Civil incendiada. Que alguien pacifique la zona.

Tercera: Hoy, hay fiesta en grande. Se celebra al Santo de los casos difíciles y desesperados, a San Judas Tadeo. Con ese pretexto y el despliegue del «Xantolo en tu ciudad», damos comienzo al mega puente de Día de Muertos. El sector educativo adelanta el Consejo Técnico para mañana y el regreso a clases está programado para el 3 de noviembre. Bueno, pues si hay que sacrificarse, nos sacrificamos ¡Miau!

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