
Un movimiento estudiantil genuino, producto de la indignación por la violación a una joven estudiante de tercer semestre de la Facultad de Derecho, revivió los bajos instintos de los grupos políticos, poderes fácticos y exporros que siempre han querido apoderarse de la universidad.
Los hechos, ocurridos en un espacio asignado a los representantes de la Federación Universitaria Potosina (FUP), no solo causaron indignación, sino que provocaron una movilización con gran respaldo social que hizo hervir las entrañas de quienes sueñan con dominar nuestra Alma Máter.
Tan ruines como espurias, las dirigentes del PRI y del PAN quisieron ganar un poco de popularidad y se erigieron en moralinas juezas de las circunstancias. Sara Rocha, desde su posición de diputada local, pidió la renuncia del rector; y Verónica Rodríguez, que jamás muestra empatía por el tema de las mujeres, lanzó un video en sus redes sociales. Ambas solo ganaron repudio y condena.
La dirigente de Morena, Rita Rodríguez, se limitó a negar vínculo alguno con Santiago “N.”, secretario general de la Coordinación de Jóvenes de Morena. Su precaria sensibilidad no le alcanzó para más.
Cuauhtli Badillo, diputado local de Morena y el vínculo más fuerte con Santiago, como cualquier vulgar Judas, negó su relación con el hoy imputado. Las redes sociales de ambos y de su partido lo desmintieron, aunque algunas publicaciones han sido borradas.
El colmo de los colmos fue Carlos Arreola, acusado por su propia pareja sentimental de golpizas y hostigamientos. Buscó un poco de reflector y se sumó a la solicitud de renuncia del rector, cuando él y su histórica familia pertenecen a la estirpe de porros violentos.
La tentación les ganó, y mandaron grupos violentos conocidos como “bloque negro”: jóvenes, hombres y mujeres que se taparon el rostro y usaron sudaderas con capucha. Se infiltraron en las movilizaciones del 21 de octubre con la consigna de generar caos, violencia y, si era posible, muerte en la UASLP.
Destruyeron algunas secciones del Edificio Central y luego desaparecieron, pero no esperaban que los auténticos universitarios los desconocieran. Así quedó exhibida la intromisión de los perversos.
A las acciones de destrozos en el Edificio Central se sumó una campaña de linchamiento contra el rector Alejandro Zermeño. Pese a que incluso enviaron pseudoreporteras violentas a acosar a los muchachos, no pudieron consumar el derrocamiento del rector, quien, por el contrario, emergió con autoridad moral, encarando con mano firme la crisis.
La destitución, con rostro de renuncia, fue quizá lo más contundente que hizo el rector ante la crisis. Correr a Germán Pedroza Gaitán de la dirección de la Facultad de Derecho no es cosa fácil. Los Pedroza Gaitán creen que son iluminados e intocables, pero desde hace tiempo había quejas por hostigamientos y abusos en esa entidad académica. La violación a la joven de tercer semestre fue la gota que derramó el vaso.
Miguel Meave Llarena, coordinador de la carrera de Criminología, también se tuvo que ir. A Meave se le acusa de encubrir a los presuntos violadores y de revictimizar a la joven violentada. El hombre se puso frente a los estudiantes y narró los hechos exhibiendo total ignorancia de protocolos, realizando un interrogatorio a la víctima y usando un lenguaje inadecuado para el tratamiento del caso.
Magdalena González Vega, jefa de la Oficina de Defensa de los Derechos de los Universitarios, salió por piernas. Ahí se habla de una fuerte confrontación con Urenda Navarro, abogada general de la UASLP, quien poco a poco comienza a convertirse en el ajonjolí de todos los males de la noble institución.
El rector actuó con congruencia, y si de algo sirvió el complot que se armó en su contra, fue solo para visibilizar a quienes se saborean la posibilidad de, algún día, tomar en propiedad a la siempre autónoma, en lo que fácilmente podría calificarse como la insoportable levedad del ser.
¡Pobres diablos!, diría un buen amigo doctor.
P.D.1.– El presidente municipal de Catorce, Javier Sandoval, se anda pasando de listo con sus amenazas contra la exalcaldesa Chiquis Carrillo. Le quedó grande el cargo y ahora la culpa de su ineptitud para conducir el Ayuntamiento. Si fuera solo una disputa política, no pasaría nada; el problema es que anda invocando a sus malos amigos de Michoacán. A ver si alguien en el gobierno le pone atención a este asunto antes de que haya algo que lamentar.
P.D.2.– El megapuente comienza el día 28 de octubre, así que en las escuelas el 27 se harán los rituales de Día de Muertos. El Xantolo, por cierto, se fue a Michoacán, pero parece que la mayoría de los eventos se suspenderán debido a los altos niveles de inseguridad.
P.D.3.– Si de verdad existen los inspectores de alcoholes y los de Gobernación, deberían darse una vuelta por un antro conocido como «El Despacho», al que acuden jóvenes, en su mayoría estudiantes de las facultades de Contaduría, Administración y Derecho de la UASLP Ubicado en la esquina de Mariano Jiménez y Madero, venden litros de tequila y vodka en 60 pesos. ¡Así estará!
Hasta la próxima.