
Miércoles 1 de octubre, San Luis Potosí, S.L.P. La pandemia de COVID-19 ha dejado un impacto duradero en la salud global, y uno de sus síntomas más persistentes ha sido la pérdida del sentido del olfato, pero ¿Cuánto dura el efecto o las secuelas de esta enfermedad?
Estudios recientes muestran que aproximadamente el 80% de las personas que experimentaron alteraciones olfativas tras la infección mantienen reducida su capacidad para oler hasta casi dos años después, con un 23% padeciendo pérdida severa o total del olfato.
Sorprendentemente, incluso quienes no reportaron síntomas suelen presentar disfunciones olfativas ocultas, lo que sugiere que el daño puede pasar desapercibido para muchos.
Los trastornos olfativos post-COVID incluyen distintas manifestaciones como anosmia (pérdida total), hiposmia (disminución del olfato), parosmia (distorsión de aromas) y fantosmia (percepción de olores inexistentes).
Aunque no existe consenso para catalogar una pérdida olfativa como permanente, se considera que si no hay mejoría significativa después de 12 a 24 meses, la recuperación completa es menos probable.
Actualmente, no hay una cura universal para restaurar el olfato en todos los casos, pero el entrenamiento olfativo, que consiste en oler aromas intensos de forma regular, ha demostrado ser efectivo para mejorar la función olfativa con el tiempo.