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¿Cómo explicarles el mundo a los niños?

Maneras sensibles de hablar con los más pequeños

Explicar el mundo a los niños es una de las tareas más complejas y a la vez más fundamentales de la crianza. Desde las preguntas aparentemente simples como “¿por qué llueve?” hasta las más profundas como “¿por qué la gente se muere?”, los niños construyen su comprensión del entorno a través del lenguaje y la interacción con los adultos que los rodean. Pero ¿cómo hacerlo de forma adecuada? La psicología infantil nos ofrece claves esenciales para acompañar este proceso con sensibilidad, respeto y eficacia.

En primer lugar, es importante entender que el pensamiento infantil es diferente al del adulto. Según Jean Piaget, los niños pasan por etapas en las que su capacidad de razonamiento, abstracción y comprensión del mundo se va complejizando progresivamente. Por ejemplo, un niño en etapa preoperacional (entre los 2 y los 7 años) tiene un pensamiento más simbólico, egocéntrico y concreto. Por eso, esperar que comprendan conceptos abstractos como la muerte o la injusticia social de la misma manera que un adulto sería poco realista.

Esto no significa que no debamos hablarles de estos temas, sino que debemos adaptar el lenguaje y los contenidos a su nivel de desarrollo. Usar metáforas cercanas, ejemplos concretos y un tono emocionalmente contenido puede ayudar a que comprendan sin sentirse abrumados. Por ejemplo, si un niño pregunta por qué hay guerras, se puede explicar que a veces las personas no se ponen de acuerdo y, en lugar de hablar, eligen pelear, lo cual no está bien y hace daño a muchos. A medida que crecen, esa explicación puede ir profundizándose.

La psicología también nos recuerda la importancia del vínculo seguro para la apertura al diálogo. Según la teoría del apego de Bowlby, los niños que se sienten emocionalmente seguros con sus cuidadores tienen más disposición a explorar, preguntar y expresar dudas. Esto significa que para poder hablar con ellos sobre el mundo, primero deben sentir que pueden acudir a nosotros sin miedo, juicio ni rechazo.

Otro punto clave es la validación emocional. Cuando un niño pregunta algo, no solo busca información: también está buscando contención y guía emocional. Si un niño pregunta por qué alguien está llorando, no basta con decir “porque está triste”, sino que es útil añadir: “Y está bien sentirse así a veces. Todos nos sentimos tristes cuando algo nos duele, y por eso es importante acompañarnos”.

Además, debemos estar atentos a no saturar con información innecesaria. Los niños preguntan lo que están preparados para escuchar. Si un niño hace una pregunta difícil, es útil responder con otra: “¿Tú qué crees?” o “¿Qué te hace pensar en eso?” Esto nos ayuda a calibrar su nivel de comprensión y responder de forma más ajustada.

Hablar con los niños sobre el mundo es una oportunidad no solo para enseñar, sino para crear espacios de conexión, aprendizaje emocional y confianza. Estas conversaciones no solo construyen conocimiento, sino también relaciones seguras que acompañarán a los niños a lo largo de su desarrollo.

Estefanía López Paulín
Contacto: psc.estefanialopez@outlook.com
Número: 4881154435

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