
La falta de sueño se ha convertido en un problema creciente en la población adulta y joven, especialmente en contextos de altos niveles de estrés laboral y académico. Dormir menos de seis horas diarias afecta directamente el sistema inmunológico y el funcionamiento cerebral.
Investigaciones médicas revelan que la privación del sueño incrementa el riesgo de depresión, ansiedad y enfermedades cardiovasculares. Además, deteriora la memoria y la capacidad de concentración.
El insomnio prolongado también está relacionado con un mayor riesgo de accidentes viales y laborales, debido a la disminución de reflejos y atención.
Para mejorar la calidad del descanso, especialistas recomiendan mantener horarios regulares de sueño, reducir el consumo de cafeína y evitar el uso de pantallas antes de dormir.