
La fibra es un componente esencial en la dieta diaria y su consumo adecuado puede prevenir enfermedades digestivas y metabólicas. Entre los principales beneficios se encuentran la regulación del tránsito intestinal y el control de peso.
Especialistas en nutrición explican que la fibra soluble ayuda a reducir los niveles de colesterol y glucosa en la sangre, mientras que la insoluble favorece la digestión y previene el estreñimiento.
Una alimentación pobre en fibra se relaciona con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y cáncer de colon.
Frutas, verduras, legumbres y cereales integrales son alimentos que deben formar parte de las comidas cotidianas para garantizar una salud digestiva óptima y prevenir enfermedades a largo plazo.