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Elucubraciones: El triunfo de Galindo, la derrota de Sara

Por El Gato Filósofo

Del aquel gran partido, el Revolucionario Institucional (PRI), que antes arrasaba en las elecciones, que gobernaba con poder absoluto y que controlaba todos los territorios posibles ya, nada más, el recuerdo queda, de hecho, en los últimos años, si está presente en la agenda pública es por las derrotas que acumula y por los escándalos en que se ve involucrado, sobre todo aquellos que involucran a la actual dirigencia estatal que encabeza Sara Rocha Medina.

Entre todos los escándalos, no se puede olvidar aquel que ocurrió en diciembre de 2024, cuando Rocha Medina no cabía de la emoción al anunciar que había logrado expulsar a Enrique Galindo del PRI. Lo tacharon de traidor y de cuanto pudieron, pero el tiempo ha terminado por darle la razón, pues, mientras que el alcalde capitalino siguió gobernando con respaldo ciudadano y sin un partido que lo cobijara plenamente, otras fuerzas políticas comenzaron a abrirle las puertas hasta que, en un giro de tuerca, la Sala Monterrey del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ordenó restituir sus derechos y devolverle la militancia priísta.

El resultado es claro. Hoy, Galindo regresa con la frente en alto y con el aval de la justicia electoral. Sara Rocha, en cambio, carga con la derrota política y jurídica. El golpe es doble; no sólo perdió el pleito con el alcalde, sino que exhibió la fragilidad de su liderazgo. Esa dirigencia que pretendía imponer autoridad terminó en ridículo y todavía más hundida que antes.

En medio de todo esto, puedo apuntar dos cuestiones importantes. Primero, que Galindo emerge fortalecido. Podrá presumir que derrotó a la cúpula priísta en tribunales, que no depende del capricho de la dirigencia y que es, guste o no, un activo político real. Segundo, que Sara Rocha y compañía quedan debilitados en la disputa interna. Su palabra ya no pesa igual, y cada decisión que tomen será observada con lupa.

Ciertamente, como lo dije líneas atrás, el PRI ya no es un partido que gane elecciones, está en ruinas y con todos estos pleitos ha terminado por cavar su propia tumba. Galindo ya no tendía mucho que hacer aquí, pero su triunfo en el tribunal lo legitima y lo pone como víctima de un juego sucio que no sólo logró superar, sino del que avanza con todas las glorias.

El PRI en San Luis Potosí se enfrenta, otra vez, a su dilema de siempre: expulsar, dividir, devorarse entre sí o aceptar que necesita figuras con capital electoral real para no desaparecer del mapa. En ese sentido, para 2027, todo apunta a que Enrique Galindo llegará con la fuerza suficiente para sentarse a negociar desde la cabecera de la mesa opositora. El PRI, por sí mismo, ya no pesa; el PAN sabe que sin la capital no tiene futuro, y la capital hoy tiene dueño. Así, la pregunta ya no es si Galindo regresó al PRI, sino si el PRI tendrá que pedirle perdón por haberlo corrido.

Cavilaciones:

Primera: Dicen los promotores de Gerardo Sánchez Zumaya, mejor conocido como El Mirrey de la Huasteca, que tienen todo listo para venir a vivir a la capital potosina. El empresario buscará acreditar la residencia efectiva para buscar la presidencia municipal capitalina. Este felino paga por ver que en Morena lo postulen ¡Miau!

Segunda: Hay un diputado de Morena que ha sido denunciado por violencia familiar. Las golpizas que le propina a su compañera, un día de estos, se pueden convertir en algo más grave. Autoridades ya trabajan en una carpeta de investigación.

Tercera: Dicen que, en el Altiplano, por lo menos cinco presidentes municipales hacen bloque para jugarle las contras al Partido Verde en las elecciones del 2027. Según la versión, los ediles se duelen de que se impulsan perfiles ajenos a su dominio. Todos quieren dejar sucesor, como si estuvieran haciendo buen trabajo. De los cinco, no se hace uno. Como dicen en mis tejados, quieren mamar y dar tope ¡Miau!

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