Más de un centenar de personas fueron detenidas la noche del miércoles 20 de agosto en Argentina, luego de los graves disturbios ocurridos en el estadio Libertadores de América, durante el partido entre Independiente de Avellaneda y Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana.
De acuerdo con autoridades argentinas y chilenas, al menos 20 personas resultaron heridas por arma blanca y, cinco fueron hospitalizadas, una de ellas en estado grave. Entre los afectados hay 19 chilenos y, según la embajada de Chile, también tres mujeres y cinco menores.
Los incidentes comenzaron cuando aficionados de la U lanzaron proyectiles desde las gradas superiores hacia la parcialidad local, lo que desató una pelea generalizada. En medio del caos, un hincha chileno se arrojó al vacío para escapar de la agresión, aunque sobrevivió gracias a que un techo amortiguó la caída.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, calificó la violencia como “inaceptable” y anunció el envío de su ministro del Interior, Álvaro Elizalde, a Buenos Aires para asistir a los heridos y verificar la situación de los detenidos.
La Conmebol suspendió definitivamente el partido, que iba 1-1 en el minuto 48, y deberá resolver el resultado oficial y posibles sanciones. La fiscalía argentina investiga los hechos, mientras se cuestiona el operativo de seguridad en el que participaron más de 650 policías.
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