La leche, consumida por millones de personas en todo el mundo, es considerada uno de los alimentos más completos por su aporte de nutrientes esenciales. Su combinación de proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales la convierte en un pilar importante dentro de una dieta equilibrada.
Uno de sus beneficios más reconocidos es su alto contenido de calcio, mineral indispensable para el fortalecimiento de huesos y dientes, así como para la prevención de enfermedades como la osteoporosis. Además, contiene vitamina D, que facilita la absorción del calcio y contribuye al correcto desarrollo óseo en niños y adolescentes.
La leche también es fuente de proteínas de alta calidad, necesarias para el mantenimiento y reparación de los tejidos, así como para el desarrollo muscular. Su aporte de potasio y magnesio favorece la salud cardiovascular, ayudando a regular la presión arterial.
En cuanto a la energía, un vaso de leche ofrece un balance ideal de carbohidratos y grasas, lo que la convierte en una opción práctica para iniciar el día o como recuperación después de la actividad física. Existen, además, opciones deslactosadas y vegetales enriquecidas para quienes presentan intolerancia a la lactosa o prefieren alternativas sin origen animal.
Consumida con moderación y dentro de una alimentación variada, la leche sigue siendo un aliado fundamental para el bienestar y la salud a largo plazo.
