
El consumo de pornografía por parte de adolescentes se ha convertido en un tema de creciente preocupación para especialistas en salud y educación, quienes advierten que este tipo de contenidos puede distorsionar la forma en que los jóvenes entienden la sexualidad. La fácil accesibilidad a material sexual explícito a través de internet ha hecho que muchos tengan su primer contacto con el sexo a través de estas plataformas, sin una base previa de educación sexual integral.
De acuerdo con psicólogos y sexólogos, la pornografía tiende a mostrar prácticas poco realistas, carentes de afecto y consentimiento explícito, lo que puede generar expectativas erróneas sobre las relaciones íntimas. Esto no solo afecta la manera en que los adolescentes perciben el placer y la intimidad, sino que también influye en su autoestima, en sus relaciones de pareja y en su comprensión del respeto mutuo.
Entre las principales recomendaciones de los especialistas está la implementación de programas de educación sexual en escuelas y familias que aborden de forma abierta y responsable temas como el consentimiento, la diversidad sexual, la comunicación y la prevención de riesgos. El objetivo es que los adolescentes cuenten con herramientas para distinguir entre ficción y realidad, y puedan construir relaciones sanas y respetuosas.